Por Miguel Ángel Bernal Alonso, profesor y coordinador del Departamento de Investigación del IEB.
La política monetaria, ortodoxa y no, ha estado a la cabeza de las medidas dispuestas para combatir la última grave crisis de las economías avanzadas, especialmente en el caso europeo. Algo extraño está ocurriendo, algo que los libros y los hechos macroeconómicos no han visto ni contemplado hasta el momento. Una dilatada laxitud extrema y extraordinaria de las medidas monetarias debería llevar a un aumento de los precios de consumo, sin embargo esto no está ocurriendo.
La inflación ni está ni se la espera, al menos el principal indicador adelantado que es la inflación subyacente de momento lo expone así. Por otra parte cierto es que la actividad avanza, sin embargo la salud del mercado laboral es en muchos casos precaria y puede estar avisándonos de la fragilidad en la que estamos inmersos. Una vez más no parece que sea suficiente medir la bondad del mercado laboral por las cifras de desempleo, la conocida como U3; la precariedad y temporalidad se ha extendido y desmiente que sea esa U3 una buena medida para pulsar el mercado laboral. Cada vez más, los bancos centrales se centran en una estadística más ampliada que la tasa de desempleo, es la conocida como U6. La U6 tiene en cuenta además de los parados todo el denominado subempleo, gente que ya no busca trabajo por desencanto, personas que hacen jornadas laborales parciales; en fin, todo lo que es el subempleo, la precariedad.
A todo ello se enfrenta el BCE, como saben esta misma semana teníamos reunión. No se esperaba nada, ningún movimiento. La atención estaba centrada en las palabras del gobernador, donde nos transmitió el mensaje de que los tipos bajos van para largo y citándonos para octubre, para ver si se comienzan a reducir las compras de activos que en la actualidad lleva a cabo.
Desde luego este inmovilismo en las medidas monetarias beneficia y mucho a España. El nuestro, es un país tremendamente endeudado, no se ha bajado el endeudamiento global, se ha mantenido. Al dispararse el déficit público, la amortización y desapalancamiento de los agentes privados, el Estado ha ido a la misma velocidad aumentando la Deuda. Superamos el PIB en saldo de deuda viva; es más si tenemos presente toda la deuda, no solo la que computa de cara a Bruselas, la cifra se sitúa entre el 120 – 130 por ciento del PIB. Imagínense lo que supondría para España, con el tema catalán encima de la mesa y mucho más grave de lo que algunos se piensan, si los tipos de interés, directores del banco central, no fueran cero y que además permanecieran fuertemente anclados por la intervención en los mercados de renta fija del banco central, esas compras mensuales de unos 20.000 millones de euros de nuestros bonos. ¿Dónde estaría la prima de riesgo de España? ¿Seguirían los mercados benevolentes con nosotros?
Claro que si al Estado, es decir a todos los ciudadanos, le viene muy bien decir que las familias que están pagando una hipoteca, pues el Euribor, el indicador al que están principalmente referenciada la mayor parte de las hipotecas, continúa en negativo. Las familias, hoy, prácticamente están devolviendo el dinero que en su momento se les prestó para la adquisición de la vivienda. Qué sería de muchas de estas familias si tuviéramos tipos de interés por encima del IPC, máximo cuando desde hace tiempo los sueldos están creciendo muy por debajo de este indicador. En el segundo trimestre de este año, en el cómputo global, ha arrojado una caída de los mismos nuevamente del 0,4 por ciento.
Es evidente que la otra cara de la moneda son, sin lugar a dudas, los ahorradores. Esos ahorradores son los mismos que ven como la remuneración por su dinero en activos de muy bajo riesgo, como son los depósitos, hoy no dan nada; por cierto algunos bancos en España a las empresas ya le están cobrando intereses negativos. Como será la cosa que como comentaba la semana pasada en este periódico, actualmente el activo preferido es la libreta de ahorro. Para aquellos que buscan una mayor remuneración la solución son productos que incorporan riesgo, es decir, renta variable. Como comentaba en la tribuna referida espero que tengan muy claro todos aquellos que están entrando en productos de renta variable, con mayor o menor exposición, el riesgo que están asumiendo.
Les hablaba hace un momento del endeudamiento del Estado español y de las familias endeudadas como los que ganaban, por el contrario los perdedores eran los ahorradores. Con este mismo baremo, el país que más pierde con esta política monetaria y dado su bajo endeudamiento es Alemania. No es de extrañar que el Bundesbank y diferentes organismos de aquel país reclamen una y otra vez una subida de tipos. Para los ciudadanos alemanes actualmente la política monetaria está en contra de sus objetivos.
Sin embargo Alemania, debería pensar que una subida de tipos de interés o el recorte de compra de bonos podría llevar a una mayor apreciación del euro, algo nefasto para sus intereses como país exportador. Además, esa apreciación complicaría aún más los bajos niveles de inflación, dado que como sabemos el mercado de materias primas usa el dólar como moneda de intercambio.
Quedan los bancos, los que para muchos son los grandes perdedores, sin embargo, no estoy tan de acuerdo. Los bancos están sustituyendo margen del negocio por comisiones, además las compras del BCE les reportan aún importantes plusvalías en las carteras de activos. Además, los bajos tipos de interés son una válvula de alivio a la morosidad.
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