Por Miguel Ángel Bernal Alonso, Profesor y coordinador del Departamento de Investigación del IEB.
Parece que se ha instalado en las costumbres de este país vivir bajo la expectativa de no aprobar los Presupuestos Generales del Estado. Todo indica, como bien conocen, que este año habrá prórroga de la ley más importante, en la vertiente económica, como son las cuentas públicas. Se enquista la situación y eso no es bueno.
El Gobierno vive tan sólo apoyado por el Partido Popular; todas las regalías y prebendas otorgadas al Partido Nacionalista Vasco no han servido para que voten a favor de los Presupuestos. Como partido independentista que es en el fondo, le resulta muy difícil convivir con las consecuencias del órdago rupturista de una parte de Cataluña. Parece ser que todos los independentistas, de una forma u otra, no llegan a entender que estamos en un Estado de Derecho, las mismas leyes que ellos no respetan son las que les otorgan el poder, así como el cobijo internacional. Es una lástima: nuevamente los hechos dan la razón a los que seguimos pensando que aunque la mona se vista de seda, mona se queda. Si lo prefieren que de autonomistas nada, independentistas disfrazados.
En todo caso, es evidente que el grave problema para el Ejecutivo de Rajoy no es el PNV; la china en el zapato se llama Ciudadanos. Como bien saben, los Presupuestos están confeccionados, algo a lo que obliga la Constitución al Gobierno, sin embargo de momento no hay fecha para su presentación, algo a lo que la Carta Magna no obliga, puesto que el Partido Popular acusa a la formación de Albert Rivera de no tener un claro espíritu de apoyo. Hablan de que Ciudadanos, ante los resultados que ha obtenido en Cataluña, así como la situación que se desprenden de las encuestas, las cuales no dejan de afianzar y agrandar al partido naranja, está henchido de orgullo.
Ante ello creo que el PP hace un mal movimiento, teniendo los problemas de corrupción que tiene el partido de Génova. También pesará la gestión realizada de la crisis catalana donde el mayor adalid de aplicar el artículo 155 fue Ciudadanos. No hablemos ya de la pésima capacidad de comunicación que tiene el presidente del Gobierno en asuntos que preocupan y mucho a los españoles, como por ejemplo en el tema de la equiparación salarial de hombres y mujeres. Es más, creo que Ciudadanos puede sacar aún más ventaja de todas estas cuestiones, por ejemplo el portazo dado por el PNV al apoyo de los Presupuestos puede ser perfectamente utilizado por el partido de Rivera.
En todo caso la pregunta es obligada: ¿se puede gobernar un país sin Presupuestos? La respuesta es muy clara: sí, naturalmente que se puede, eso sí con parches. Esos parches no son más que ir sacando, mediante reales decretos ley u otro tipos de argucias legales, las medidas económicas. Esta situación no es nada deseable, algo que hasta el actual ministro de Economía, Luis de Guindos, ha reconocido estos días. La afirmación de que es posible está fuera de toda duda. España tal y como decía parece abonada a vivir sin Presupuestos, algo a lo que aludía al principio de la tribuna, pues como estamos viendo desde que Mariano Rajoy convocó elecciones, una vez consumida su primera legislatura, España vive siempre amenazada por la prórroga de presupuestos.
Desde luego desde Bruselas no nos van a dar un tirón de orejas o llamarnos la atención por esta cuestión.En el tema del que estamos hablando a la Unión Europea le interesa el cumplimiento del déficit público. El desfase ente ingresos y gastos, con la prórroga de los actualmente en vigor, se ajustará previsiblemente a las cifras que España debe cumplir en esta materia, por tanto nada parece indicar que por la prórroga se vaya a incumplir. Sin embargo todo invita a tener unos Presupuestos, más cuando tenemos algunos problemas económicos muy grandes: el agujero de las pensiones, la financiación autonómica, déficit en inversiones, etc.
Los Presupuestos, como decía, es donde se plasma la política realizada por el Gobierno. España vive ya, esperemos que sea duradero, alejado de la crisis económica, sin embargo sus efectos aún se notan y ponen de manifiesto la tremenda brecha creada desde, al menos, 2010. En estos momentos es necesario comenzar a dar entrada a un mayor gasto social, algo que ha desaparecido o ha sido recortado de una forma bestial por el tremendo efecto de la crisis.
Tampoco debemos olvidar que fue el Gobierno de Rajoy, con su ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, quien subió o creó nuevos impuestos. Sin duda, sería conveniente la vuelta a una cierta normalidad. Recortes que además, motivados por el tremendo encarecimiento de los intereses, tuvieron que ser más drásticos. Claro que ahora, en esos Presupuestos, el coste de financiación permite un margen, no para derrochar, pero sí para ir volviendo a la situación precedente de forma sostenida.
Gobernar sin Presupuestos es no tener una dirección concreta, tan sólo ir haciendo frente a lo que vaya surgiendo. Los Presupuestos son necesarios por ser el cuerpo central de la política económica y presupuestaria. Gobernar por Real Decreto Ley, significa que el Partido Popular tendrá que pasar cada uno de ellos por el Parlamento. Un lugar donde un Mariano Rajoy en horas bajas, puede encontrar otros motivos de sufrimiento. Cada decisión deberá ser aprobada por las Cámaras, en el Senado sin problema, pero no así en el Congreso.
Por otra parte nuestra imagen en el exterior, aún cuando se cumpla el déficit tal y como comentaba, se resiente. Rajoy representa a España cuando sale fuera, pero ¿qué respaldo lleva un presidente cuando no es capaz de sacar sus Presupuestos?
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