Por Paul Moran, profesor del IEB.
El 5 de diciembre de 1962 en la Academia Militar de los Estados Unidos, West Point, Dean Acheson, el Secretario de Estado de los Estados Unidos declaró “Gran Bretaña ha perdido un imperio y aún no ha encontrado un papel”.
Desde la II Guerra Mundial, todos los primeros ministros británicos -de Winston Churchill a Theresa May- no han querido entender la UE y, por lo tanto, no han podido establecer una relación positiva entre Gran Bretaña y la Unión. Los británicos nunca estuvieron totalmente comprometidos con Europa. No aceptaron a Schengen, la Unión Monetaria Europea y no quieren contribuir financieramente a la futura construcción de UE.
Para los brexiters del partido conservador de May, la UE está dominada por los intereses alemanes y quieren una ruptura limpia. Además, el actual secretario de Asuntos Exteriores británico, Jeremy Hunt, recientemente comparó a la Unión Europea con la Unión Soviética.
Para los británicos pro-europeos, como Peter Ricketts, exembajador británico en Francia,”esta basura no es digna de un secretario de Asuntos Exteriores británico. La UE no es una prisión de estilo soviético. Sus leyes han traído paz y prosperidad después de un siglo de guerra”, ha compartido a través de las redes sociales.
Las instituciones económicas de Gran Bretaña, incluyendo el Banco de Inglaterra, informaron al gobierno de May que todas las versiones de Brexit dejarían a Gran Bretaña en una peor situación económica, especialmente en un escenario bajo las reglas del Organización de Mundial de Comercio (OMC).
El partido laborista está pidiendo elecciones generales. El partido escocés aclama un segundo referéndum. Todo está bloqueado por falta de consenso en su partido político y en el Parlamento Británico. El primer ministro mantiene su posición, pero ella no está en el poder.
El tratado de retiro es un acuerdo legal que garantiza que Gran Bretaña continuará pagando el presupuesto de la UE, protegerá los derechos de los ciudadanos y permanecerá en una unión aduanera hasta diciembre de 2020.
El tema más controvertido para brexiteers es un back-stop o salvaguarda para Irlanda del Norte. En virtud de este acuerdo, Irlanda del Norte permanecerá tanto en la unión aduanera como en el mercado único hasta que el Reino Unido y la UE negocien una futura relación comercial como se describe en el documento político legalmente no vinculante. Para las empresas de Irlanda del Norte es la mejor solución, pero los brexiters temen el riesgo de quedar atrapados en una unión aduanera sin fecha límite.
May argumentó que este acuerdo respeta el resultado del referéndum Brexit de 2016 y encabeza el camino para que el Reino Unido retome el control de su dinero, sus fronteras y sus leyes. Declaró que el acuerdo evitaría una frontera dura con Irlanda y protegería los empleos, la seguridad y la integridad del Reino Unido y, lo que es más importante, evita un Brexit duro en marzo de 2019.
Pero, el compromiso de May no logró satisfacer a la mayoría de miembros de la Cámara de los comunes del Parlamento Británico y, por lo tanto, tuvo que retirar una votación sobre el tratado en el último minuto sin fecha alternativa. Fue humillada públicamente por su propio partido político. Los brexiters de su partido están pidiendo su renuncia, pero solamente 117 de los 317 miembros votaron para despedirla. El golpe falló.
El parlamento británico actual está completamente fragmentado y no hay mayoría para ninguna versión de Brexit
El partido laborista está pidiendo elecciones generales. El partido escocés aclama un segundo referéndum. Todo está bloqueado por falta de consenso en su partido político y en el Parlamento Británico. El primer ministro mantiene su posición, pero ella no está en el poder.
Ahora es el momento de culpar a la UE por sus dificultades. May quiere más concesiones para persuadir a un Parlamento rebelde a votar por su Brexit, pero los rebeldes son muy rebeldes. Los líderes de la UE han declarado que pueden ofrecer aclaraciones sobre futuras negociaciones, pero no va a renegociar el actual tratado de retiro. Estas aclaraciones de la Unión no salvarán a May ni a su partido de la ira de los ciudadanos británicos.
El parlamento británico actual está completamente fragmentado y no hay mayoría para ninguna versión de Brexit. La aritmética está paralizando el Parlamento británico. Todas las versiones, un Brexit duro o un Brexit suave, tienen demasiadas desventajas para los ciudadanos británicos. La verdad duele.
El futuro del Brexit es incierto, lo cierto es que Gran Bretaña ha perdido un imperio y aún no ha encontrado un papel y, por lo tanto, se está ahogando en un mar turbulento
Los británicos tienen un gran dilema. Si el Parlamento británico no aprueba el Brexit de May en el segundo intento antes de 21 de enero 2019, que es más que probable, será necesario convocar nuevas elecciones o un segundo referéndum sobre la salida. El caos en Westminster asegura un periodo intenso de gran incertidumbre y riesgo para los británicos.
Mientras tanto, el ministro Jo Johnson, un ávido pro-europeo, renunció al gobierno de May y dijo que Gran Bretaña estaba “al borde de la mayor crisis” desde la Segunda Guerra Mundial. Acusó a May de “un fracaso del gobierno británico en una escala no vista desde la crisis de Suez”. Él quiere un segundo referéndum con tres opciones: respaldar el acuerdo de May, irse sin acuerdo o permanecer en la UE, con su esperanza de que la mayoría del público británico cambia su opinión y vote por permanecer en la Unión Europea.
Su hermano, Boris Johnson, un brexiter y ex secretario de Asuntos Exteriores, argumenta que el Reino Unido debería retener los pagos a Bruselas y prepararse para salir de la UE sin un acuerdo. Está convencido que él puede llevar al partido conservador a la victoria en una elección general contra un partido laborista que quiere un Brexit suave de estilo noruego.
Durante los últimos 70 años, los políticos y medios británicos han sido deshonestos con el público británico. Promovieron que un Brexit traería enormes beneficios sin costes. En la guerra de palabras entre brexiteers y remainers, la verdad sobre la UE es la primera víctima.
El futuro del Brexit es incierto, lo cierto es que Gran Bretaña ha perdido un imperio y aún no ha encontrado un papel y, por lo tanto, se está ahogando en un mar turbulento. May está reorganizando las tumbonas del Titanic y pidiéndole a la UE que la salve.
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