Por Patricia Lampreave, Profesora de Derecho Financiero y Tributario en el IEB y asesor independiente en el área fiscal del Parlamento Europeo
Tras el debate emitido el 4 de noviembre entre los cincos candidatos, se puede concluir que todo lo que se dijo fue demasiado previsible.
Centrándonos en los temas de política fiscal, lo esperado: los partidos de izquierdas utilizarán la fórmula de subir impuestos y subir gasto público. El PSOE no ha dejado claro cuál es exactamente su programa fiscal, pero es probable que retome algunas de las propuestas que ya hizo en su día, es decir, subirá el IRPF a las rentas más altas, fijará un tipo efectivo mínimo del impuesto sobre sociedades (esto ya se aplica en otros países y alguno se llevará la sorpresa de ver que la mayoría de las multinacionales y los bancos tributan de forma efectiva por encima de este tipo), creará nuevos impuestos como la tasa Google o tasa Tobin, puede que modifique a la baja algún tipo de IVA, aunque más bien esto era una propuesta de Podemos, gravará los beneficios no distribuidos de las sociedades cotizadas anónimas de inversión en el mercado inmobiliario (socimi), controlará que las sicavs cumplen los requisitos para serlo, incrementará el impuesto sobre el patrimonio y ya no queda claro si aprobará la tributación del diésel, tan polémica.
Esta propuesta es coherente con la ideología de izquierda, con la distribución de la renta y la tributación conforme a la capacidad económica del contribuyente, pero ¿será suficiente para hacer frente al repunte de gasto público anunciado? Pues parece improbable. Ya lo dijo la Comisión Europea a principios de 2019 y se lo ha vuelto a recordar a Nadia Calviño hace poco. La subida de gasto público es real y muy elevada mientras que los ingresos son estimativos. Un Estado quebrado que sufra ajustes no es algo que los españoles puedan, ni quieran, volver a soportar.
El tema de las pensiones es algo que requiere de un gran pacto de Estado, que se aplique independientemente de quien gobierne y que deje de ser un tema populista o moneda de cambio de los políticos. Las pensiones no pueden, al menos hoy en día, soportarse por mucho tiempo ligadas al aumento del IPC. Valga por delante que considero que los mayores son, junto con los menores, los colectivos más vulnerables y deberían ser los más protegidos respecto a otros colectivos que pueden mejor o peor valerse por su cuenta. No obstante, dentro del colectivo de mayores, son los dependientes los más vulnerables y considero que deberían tomarse más en serio las políticas de dependencia y llegar a un gran pacto entre todos los políticos al respecto. Todo el que tenga un mayor a cargo sabe lo caro que es pagar residencia o persona en domicilio y los gastos inherentes; esto es inasumible para las rentas más bajas y para muchas rentas medias. Que el PP quitará la ayudas a dependencia por mucho que hable de lo que les importa el colectivo denota una falta de empatía, y los retrasos en los pagos de ayuda de dependencia intolerables.
Los partidos de derechas presentaron justo la formula contraria, reducir impuestos, pero no dijeron cómo ajustarían las partidas de gasto público para hacer frente a la bajada de impuestos, salvo Vox, que dejó claro que quería eliminar las comunidades autónomas y con ello poder hacer frente a la bajada de impuestos, lo que denota que en la parte de política fiscal no han hecho mucho número. Además, su propuesta de no presentar el IRPF ya que las retenciones son suficientes es una subida de impuestos encubierta, dado que solo a través de la presentación del IRPF Hacienda devuelve algo de esas retenciones, entre otros, por tener causas familiares (familias numerosas, mayores a cargo…), por aportar en planes de pensiones; por tanto, falta de política fiscal.
El PP y Ciudadanos hicieron propuestas parecidas. Quizá Ciudadanos se centró más en el problema de los autónomos que el PP. Comparto con ellos que la subida de impuestos que propone Podemos es del todo poco realista y populista. Podemos replica ideas copiadas de ONG que tienen los datos muy poco actualizados, pero vende, y además el rigor en este tema no se valora. Para proteger al trabajador debe haber trabajo y desde luego es el sector privado y no el público el que genera trabajo, el que bombea la economía de un país. ¿Que las circunstancias laborales son susceptibles de mejora? En eso estoy de acuerdo, pero machacando al sector privado lo que se va a conseguir es deslocalización y, por ende, más paro.
Del PP debemos recordar al señor Montoro y su afición a la subida de impuestos, aunque Rajoy prometió lo contrario. También su lucha contra el fraude selectiva con amnistías fiscales por un lado y por otro el intento de perseguir a las rentas medias y a los autónomos como si fueran los grandes enemigos del país. Y eso ha quedado impregnado en la AEAT y será difícil de cambiar, porque son los inspectores de Hacienda los que han pedido hace una semana más atribuciones que las recogidas por la actual LGT, algunas de ellas muy dudosas. Nunca debió aprobarse una amnistía (también lo hizo el PSOE), pero publicar la lista de amnistiados no va a tener más consecuencia práctica que permitir que Podemos pueda seguir con su retahíla de populismo absurdo.
Volviendo a los impuestos, sí que es cierto que el colectivo de autónomos debe recibir ayuda, lo que se paga por Seguridad Social (facturen o no) es inasumible y las trabas burocráticas también. Las familias también necesitan ayudas fiscales y las rentas medias con relación laboral se han visto empobrecidas porque son ellas las que hacen frente a la mayor carga impositiva. Todo ello volviendo a tener en cuenta que el colectivo al que creo que se deberían dirigir todas las miradas es a los ancianos dependientes y a sus familias.
Si hubiera más talla política se debería llegar a un pacto en políticas tributarias, creo que algunas de las propuestas fiscales del PSOE son positivas (subida de IRPF para los que ganen más de una cierta cantidad, cambios en el IS incluyendo tipos mínimos efectivos, control de regímenes fiscales beneficiosos…), pero también creo que algunas del PP/Ciudadanos son necesarias (supresión del ISD, mayor número de incentivos fiscales para crear trabajo y nuevas empresas). No me refiero a tocar el gasto dedicado a la educación y a la sanidad (defendiendo las políticas públicas en estas partidas), sino a controlar duplicidades entre las comunidades autónomas y el Estado, a acabar con entidades y chiringuitos públicos que han sido fomentados por el bipartidismo, a eliminar gastos que no son prioridad en este momento. Porque el buenismo está muy bien y vende mucho, pero España no se lo puede permitir y tiene que priorizar.
Gobierne quien gobierne, se dará cuenta de que la realidad es complicada de asumir. España tiene un déficit muy elevado y una deuda pública que debe reducirse. España necesita ingresar más, pero sobre todo ingresar de forma más eficiente, eliminando impuestos injustos. España necesita reducir gasto en algunas partidas y reubicar las cantidades asignadas, priorizando a los colectivos más indefensos. Además, se necesita un pacto de Estado a largo plazo para abordar el tema de las pensiones y para ello se debería aumentar los beneficios fiscales de los planes de pensiones tanto al suscribir cantidades como al percibir las cantidades que un contribuyente ha ido ahorrado.
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