Por Miguel Ángel Barrio Tomás, Subdirector del Programa Directivo de Innovación Digital y Fintech y Head of Entelgy Digital.
En este cambio de ciclo, en el que la transformación digital está impactando en todos los sectores empresariales, el financiero es uno de los protagonistas. El ecosistema fintech ha entrado con fuerza en el mundo financiero, debido a que los grandes avances de la tecnología no hacen sino acelerar el crecimiento de este fenómeno. Su aceptación e inclusión es parte de la nueva difusión de la cultura financiera, más próxima a los usuarios y clientes, aunque sigue habiendo una alta dependencia del sector bancario tradicional.
El fenómeno fintech implica un cambio de paradigma que está revolucionando el sector financiero y la innovación al servicio del cliente es la base de este cambio. Estos nuevos modelos de negocio, basados en tecnologías emergentes (Big Data, IA, machine Learning, etc.), están experimentando un gran crecimiento porque las fintech han creado su propio modelo ofreciendo servicios desde un punto de vista alternativo al de los bancos. Además, su propuesta de valor se basa en la creatividad, la flexibilidad y la capacidad de entender al cliente más allá del modelo de servicios bancarios tradicional.
Su auge dentro del mercado ha obligado a los bancos a renovar su oferta para ser más competitivos, por eso, actualmente, en todas las geografías, la relación entre banca y fintech se está modulando a colaborativa, diferente al origen de su relación en los comienzos que fue claramente de competitividad.
En este contexto, los bancos están inmersos en un proceso de transformación y quieren desarrollar modelos como las fintech, lo que ha dado lugar a la nueva Banca Digital. No sólo el acceso, que es lo que hemos vivido estos últimos años con la Banca por Internet, y ni siquiera la llegada de las apps móviles para generar un modelo de Banca Móvil. Es un cambio más profundo, es todo esto y más, se trata de la re-evolución de la banca a un modelo totalmente digital. Y en ese proceso de transformación y evolución, ni bancos ni fintech se quedan parados, con lo que hacen su aparición los nuevos bancos, los neobanks.
Un neobanco es un banco puramente digital, es la conjunción entre fintech y banco porque ofrece los servicios de un banco, pero según un modelo fintech, aprovechando la tecnología como elemento diferencial y facilitador para ofrecer nuevos productos y servicios. Dentro de estos servicios financieros similares, facilitan también el modelo globalizado para operar entre países e incluso abrir cuentas en un país diferente al de residencia, ya que, aprovechando el contexto digital, combinan diferentes divisas en muchos de sus productos, incluso llegando a operar con diferentes criptodivisas.
Si tenemos en cuenta el panorama regulador, las fintech no pueden operar como bancos porque no tienen licencia bancaria, además de la complejidad que supone y el coste asociado. Por eso, la mayoría de las fintech, en esa relación de colaboración que han establecido con los bancos, se han quedado en un modelo intermediador entre clientes y banco. No obstante, los neobancos vienen a cubrir ese espacio. Es el concepto banco, pero con filosofía fintech.
De hecho, algunos sí tienen licencia bancaria, son los denominados challengers banks, que pueden jugar en el mismo terreno, ofreciendo servicios de intermediación bancaria. Esto ha sido posible porque aprovechan los canales digitales para incrementar la eficiencia operativa y reducir mucho los costes, ya que no disponen de red física de distribución y su estructura es mínima.
Asimismo, utilizan todas las ventajas tecnológicas digitales actuales, ya que no tienen una base tecnológica antigua que les limite a la hora de explotar y sacar partido a los datos. Su agilidad y capacidad de entender las necesidades de sus clientes los hace mucho más rápidos en el desarrollo y entrega de productos y servicios, dinamizando sus precios.
Evidentemente, la adopción de sus servicios también está muy definida y orientada hacia las nuevas generaciones, que no están interesadas en ir a una sucursal, que quieren operar todo desde su smartphone, por lo que los ‘millennials’ y ‘centennials’ están siendo los principales clientes de estas plataformas, aunque la apertura de los nuevos modelos digitales que conllevan la transformación cultural actual está acelerando la adopción también en el resto de generaciones.
Una de las claves de estas compañías es su absoluta prioridad en conocer a sus clientes y ofrecerles la mejor experiencia y usabilidad posible en la operación de sus servicios financieros. Por eso aprovechan diferentes tecnologías (Big Data, analítica avanzada, inteligencia artificial, machine learning, etc.) para obtener y explotar sus datos y poder ofrecer de forma personalizada los servicios más adecuados a cada cliente, consiguiendo una mayor fidelización que, además, incrementan con costes muy bajos de mantenimiento y, todo ello, sin añadir comisiones.
A este respecto, un punto relevante del modelo de negocio de los neobancos son los segmentos menos bancarizados y menos atendidos por las entidades financieras porque, gracias a la tecnología, no sólo son capaces de identificarlos adecuadamente, sino que pueden entregar productos financieros de forma ágil y dinámica, en modo móvil y cubriendo necesidades financieras básicas tales como los nuevos modelos de financiación para la concesión de préstamos a particulares y pequeñas empresas.
Sin embargo, también surgen dudas en estos modelos ya que, al no estar regulados en algunos casos, no tienen seguro ni fondo de garantía de depósito, sólo licencia de dinero electrónico para poder realizar pagos y transferencias, lo que genera incertidumbre en los usuarios. Además, al no tener un supervisor formal, temas como ciberseguridad, protección de datos o seguridad financiera son de relevancia para conseguir la credibilidad y seguridad necesaria. Por eso, los nuevos neobancos con licencia bancaria, los challengers, facilitan seguridad respecto a estos conceptos y aprovechan su capacidad 100% digital para llegar a los nuevos segmentos de nativos digitales.
Con este nuevo contexto digital, cada vez aparecen más actores en el mercado financiero: nuevos competidores tradicionales, fintechs, empresas de otros sectores que aprovechan para introducirse en la intermediación, las grandes tecnológicas y los neobancos, que son el modelo más cercano al banco tradicional. Actualmente, no es todavía relevante la cuota de mercado que los neobancos están arañando a la banca tradicional, pero la tendencia y previsión de los analistas es que esto pueda cambiar a medio plazo y, si los bancos no reaccionan adecuadamente, pueden perder un número importante de clientes, principalmente en la banca minorista.
Si a este contexto añadimos también la menor regulación o facilidad en el proceso de creación de fintechs en algunos mercados, como en el caso de los iniciados en Europa -concretamente en Reino Unido y Alemania-, nos lleva a entender que la aparición de los neobancos esté siendo cada vez más importante. En el resto de regiones también están apareciendo de forma notable y, además de Europa, Asia y EEUU, ya empiezan a operar también en América Latina.
Esta tendencia ya se puede apreciar en el mercado, porque no sólo están apareciendo neobancos y challenger banks, sino que algunos grandes bancos tradicionales están entrando a participar en estas plataformas, acelerando el proceso de adaptación y transformación que están llevando a cabo.
Nombres que ya están sonando con fuerza en este mercado son Revolut y N26. Revolut, que empezó a operar vía Lloyds, surge en Reino Unido y España y es uno de los casos de mayor éxito puesto que cuenta ya con más de 6 millones de usuarios. N26, de origen alemán, opera también en España con licencia bancaria y tiene ya 3,5 millones de usuarios.
En el caso de Reino Unido, el mercado más avanzado en este nuevo entorno financiero, podemos nombrar a Monese, que fue el que lanzó la primera app móvil que ofertaba el servicio de cuenta; Monzo, que ha conseguido lanzar y consolidar la tarjeta de moda en Londres; Starling Bank, que al no tener red de cajeros automáticos ha cerrado un acuerdo con el Royal Mail para que sus oficinas sean puntos de retirada de efectivo; y Atom Bank, participado por BBVA, que basa su modelo de negocio en una oferta atractiva de depósitos y préstamos, en vez de centrarse en el negocio usual de cuenta y tarjetas.
También hay casos de éxito de origen español como 2gether Global, plataforma financiera colaborativa creada en Madrid que opera ya en los 19 países de la eurozona; Bnext que nace también en Madrid, o BNC10 en Barcelona.
Lo que parece claro es que la tendencia de crecimiento del fenómeno neobanco es imparable. Los clientes mandan en el mundo digital y sus expectativas son las que tiran de la oferta para generar nuevos productos y servicios más acordes a sus necesidades y esto los neobancos lo entienden perfectamente.
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