La estrategia empresarial tras el COVID-19

Gobierno Corporativo

Por Jorge Medina Aznar, Profesor del Master in International Finance y Consejero de Enefgy.

El mundo se enfrenta de nuevo, como viene ocurriendo todos los siglos, ante una pandemia de consecuencias difíciles de predecir desde el punto de vista económico, social y político. En pleno siglo XXI y como indica el escritor israelí Y. N. Harari en su libro Homo Deus, no debíamos descartar que una nueva cepa de gripe se expandiera y creara una pandemia, sin embargo, ya no lo consideraríamos una calamidad natural inevitable como nuestros antepasados, sino un fallo humano inexcusable.

A la grave crisis humanitaria y sanitaria que ha provocado el Covid-19, especialmente en España, le ha sucedido un parón total de la economía, fruto del confinamiento de la población. Esta restricción del movimiento de personas ha forzado la interrupción total y simultánea del proceso productivo y del modelo de consumo de bienes y servicios, a excepción de aquellos considerados de primera necesidad.

Desde un punto de vista del efecto macroeconómico, las previsiones apuntan, según PWC, a una caída del PIB mundial de hasta un 4%, mientras que para el caso español esta disminución del PIB estaría entre el 5% y el 15%. La salida de la crisis en L o en U dependerá del plazo de duración de la pandemia y de la eficiencia de las medidas de impulso económico que tomen los Gobiernos.

Del impacto económico negativo no se librarán las grandes empresas ni los bancos, aunque la principal preocupación se centra en el tejido empresarial español, el mayor generador de empleo en España, que por sus propias características: polarización, peso importante en servicios y escasa digitalización, le hacen muy vulnerable a esta crisis.

Reacciones de las empresas a la crisis pandémica

En los primeros momentos, con escasa y confusa información sobre el porcentaje de contagios y la duración del confinamiento, los CEOs y empresarios han tenido que navegar en la incertidumbre y tomar decisiones con rapidez.

La fase de reacción a la crisis ha tenido como prioridades: proteger la salud de los clientes y empleados, asegurar la cadena de suministro y contribuir a evitar la propagación del virus e intentar generar impacto en la sociedad, mediante cooperación directa o inversiones. Ahora las empresas están centradas en evaluar y gestionar los aspectos claves de cada negocio, para asegurar la supervivencia de la empresa en el corto y medio plazo.

La caída repentina de la demanda tiene consecuencias diversas en las diferentes industrias. Las empresas están creando escenarios de disrupción de ventas y proyecciones de tesorería para los próximos meses, que les lleve a evaluar su situación y emprender actuaciones inmediatas. El plan de acción en marcha conlleva, en todo caso, conocer: la operatividad de clientes y proveedores, la capacidad de diferimiento de pagos e impuestos, la disponibilidad de líneas de financiación de los bancos y la posibilidad de acogerse a planes ERTE.

En la resolución de esta crisis estamos viendo que la gestión de la información y la toma de decisiones recae en el máximo nivel de responsabilidad de la organización, el CEO o empresario. Juegan con ventaja aquellas empresas y directivos que tienen un alto grado de conocimiento del negocio y de su entorno, porque son más ágiles y certeros en la búsqueda e implementación de soluciones.

Por otra parte, los empleados de las empresas están demostrando un alto grado de compromiso ante la nueva situación de teletrabajo, que requiere un cambio importante de hábitos y una disciplina en el trabajo diario y en los objetivos. En esta situación el papel del directivo es mostrar empatía, comunicar de forma clara y transparente, y transmitir confianza.

El posicionamiento de las empresas en la etapa post Covid-19

Una vez se supere el período de confinamiento, además de continuar con esta planificación de corto plazo, será obligado encender las luces largas para evaluar el nuevo entorno, identificar los cambios que vienen e implementar los ajustes y mejoras necesarias que permitan a las empresas adaptarse a las nuevas reglas de juego, para conseguir ser más competitivas y resistentes a situaciones de estrés.

Es previsible un cambio de paradigma mundial en la vuelta a la denominada “nueva normalidad”. La búsqueda de protección de la salud de los ciudadanos mientras no se disponga de una vacuna eficaz contra el virus, enmarcará el nuevo comportamiento de clientes, empresas y Gobiernos.

Las empresas se tienen que adaptar a esta transformación, reinventándose, revisando el modelo de negocio, validando que la propuesta de valor sigue siendo vigente y pensando en una nueva forma de fabricar, trabajar, distribuir, competir y relacionarse con los grupos de interés. Para poder adivinar estos cambios, veremos empresas que mantienen una comunicación continua con sus clientes, para entender sus comportamientos, hacerles sentir que sus necesidades y expectativas centran la dirección de la compañía y fidelizarles en el medio y largo plazo.

Asimismo, asistiremos a una aceleración del proceso de digitalización de las empresas y de la venta on-line, que les haga más eficientes y resistentes ante próximas crisis. El teletrabajo se consolidará como forma de trabajo definitiva, con una mayor disponibilidad de tiempo para la formación continua de nuevas habilidades y conocimientos.

Presenciaremos también un nuevo tipo de gestión y liderazgo basado en la capacidad de inspirar y motivar a las personas, crear un propósito y unos objetivos comunes y fomentar la innovación y la participación de todos los empleados. La capacidad de comunicación con los grupos de interés y la gestión de personas en remoto, requerirá claridad en la definición de la estrategia y los objetivos, además de empatía para hacerles sentir parte esencial del proyecto de la empresa.

La cultura de las empresas se fortalecerá con un propósito integrador y el mayor énfasis en principios y valores como son la confianza, la transparencia y la integridad. En esta crisis estamos viendo una enorme generosidad y calidad humana por parte de empresas y empleados con enfermos del coronavirus o personas más desfavorecidas, que ponen de manifiesto la humanidad de las empresas y los ciudadanos en situaciones difíciles.

Hay muchos más asuntos que con total seguridad serán de vital importancia en esta etapa post Covid 19 como son la gestión de los riesgos reputaciona – les, la ciberseguridad o los planes de contingencia. La transición ecológica (E), el cuidado del planeta y sus enfermedades, serán también un proceso imparable, aunque los compromisos sociales (S) y el Gobierno (G) necesarios para la salida de esta crisis, puedan producir algún retraso en las millonarias inversiones comprometidas.

 

Artículo publicado en el informe Reflexiones jurídicas y financieras pos-Covid-19.

 

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