Cómo deben ser las instituciones educativas en tiempos de COVID-19

Por Joaquín Danvila, Responsable del Departamento de Formación y Desarrollo Digital del IEB.

El curso 2020-21 ha comenzado en la mayor parte de las instituciones educativas con un modelo híbrido en el que las clases presenciales se compaginan con la «telepresencia» para garantizar la seguridad y reducir riesgos de contagio en profesores y alumnos. En el IEB, gracias a la previsión a principios de 2020 y a una importante inversión en tecnología, los más de 750 alumnos que estaban asistiendo a clase presencial, pudieron continuar con el curso académico 2019-20 con una elevada calidad formativa y una gran satisfacción desde el primer día, donde fue importante la adaptación de la institución y el esfuerzo y dedicación de profesorado y alumnos.

De esta manera, en este nuevo curso, una parte de los alumnos asiste al aula física, desde donde se retransmite en directo para su acceso online para aquellos alumnos que, con el objetivo de mantener distancias, respetar los aforos y garantizar su seguridad, asisten en remoto a clase. La plataforma digital y la tecnología hacen que los alumnos conectados en remoto puedan interactuar, preguntar e intervenir en presentaciones en directo.

De la experiencia positiva de alumnos y profesorado, en el IEB continuamos creciendo e implantando metodologías y tecnología que nos ayuden a todos a aprovechar las bondades de la formación online, tanto para los alumnos que asisten a formaciones presenciales en remoto como para aquellos que directamente se matriculan en programas exclusivamente online.

Los centros formativos hemos visto que la digitalización ofrece numerosas ventajas a la hora de facilitar el acceso a la formación de calidad de personas que quieren formarse y que tienen dificultades geográficas, logísticas o de horarios, para asistir a una formación presencial.

En los tiempos que vienen, y probablemente ya para el futuro, las instituciones educativas estamos asimilando que es necesario un cierto cambio de actitud en el sector, ya que debemos mostrarnos más digitales, pero también actuar conforme a los atributos de una buena digitalización, que no es sólo permitir accesos online, sino tener una verdadera actitud digital, donde la inmediatez, la disponibilidad, la adaptación, la flexibilidad y la cercanía personalizada al alumno, son clave para que el rigor académico siga conviviendo con un buen servicio al alumno.

Tribuna publicada en El Economista.