Por Paul Moran Sheehan, Director del Centre of European Union Studies y profesor del Master in International Finance.
Joe Biden afronta desafíos complejos después de que su antecesor, Trump, manejara mal la economía, la crisis de la Covid-19 y las elecciones. El número de casos de coronavirus continúa creciendo y la administración Trump esta en contra de los confinamientos y el uso obligatorio de mascarillas. Jay Powell, presidente de la Reserva Federal, advirtió al Congreso que el aumento de los casos de coronavirus podría “resultar un desafío para los próximos meses”, ya que todavía existe una gran incertidumbre sobre el coste, la distribución y la eficacia de las últimas vacunas anunciadas.
Cuatro veces, en momentos de crisis histórica, el electorado estadounidense ha entregado la Casa Blanca a un demócrata: 1916, 1932, 2008 y 2020. Pero este año es la primera vez que lo hace sin otorgarles también una clara mayoría en el Congreso. La diferencia esencial es que Biden tendrá la presidencia, pero los republicanos en el Congreso aún tienen el poder. El Congreso está muy polarizado y el partido republicano puede bloquear los nombramientos del gabinete y su legislación como lo hizo con mucha eficacia durante la presidencia de Obama.
En medio de esta histórica crisis económica y de salud, Steven Mnuchin, secretario del Tesoro saliente, ha dificultado el trabajo de Biden al decidir poner $455 mil millones en fondos no gastados en una cuenta que Biden necesitará autorización del Congreso para su uso. La Cámara de Comercio, el principal grupo de empresarial de EE. UU., declaró que las acciones de Mnuchin “atan de forma prematura e innecesaria las manos de la administración entrante” y “cierra la puerta a importantes opciones de liquidez para las empresas en el momento en que más las necesitan”.
Se la considera una ‘paloma’ económica más preocupada por el desempleo que por la inflación
El Partido Demócrata dividido entre moderados económicos y socialistas millennials que creen que la deuda pública y el déficit no importan. A los socialistas millennials les gustaría ver a Elizabeth Warren, una senadora de Massachusetts, nombrada secretaria del Tesoro, pero muchos republicanos nunca confirmarían su nombramiento porque se la ve como demasiado hostil a los mercados y la industria financiera. Entonces, la decisión de Biden se destaca como un golpe de genio político. El nombramiento de Janet Yellen logra lo casi imposible. Es admirada por demócratas y republicanos, moderados y socialistas, progresistas y centristas, Wall Street y Main Street.
“Lo que pasa con Janet, y una de las razones por las que a los mercados y a los trabajadores siempre les ha gustado, es que no es una ideóloga”, dice Michael Greenberger, profesor de derecho de la Universidad de Maryland quien trabajó en la Administración Clinton, cuando la Sra. Yellen era el jefe del Consejo de Asesores Económicos. “Se toma su tiempo, estudia toda la información y cuando habla, lo que dice casi siempre es incontestable porque es muy factual”.
El trabajo de secretaria del Tesoro, en su opinión, no se trataba solo de “combatir la inflación o monitorear el sistema financiero sino de ayudar a los hogares comunes a recuperarse y de crear un mercado laboral donde las personas puedan sentirse seguras, trabajar y salir adelante”. Según Yellen, “la economía debería consistir en cuidar a las personas reales”.
“Es una persona de mente muy amplia, en el sentido de que comprende muchas dimensiones de la realidad general. Entiende la economía, entiende la política, tiene empatía y tiene un conocimiento profundo de los problemas sociales “, dice Mario Draghi, ex presidente del BCE. “Es muy, muy raro encontrar esa combinación”.
La actual presidenta del BCE, Christine Lagarde, elogió la elección de Biden “Su inteligencia, tenacidad y enfoque tranquilo hacen de Janet una pionera para las mujeres de todo el mundo”. Por su parte, Raghuram Rajan, profesor de economía en la Universidad de Chicago, afirma que Yellen, “Tiene la capacidad de hacer las preguntas correctas. Hay muchas personas en el sistema que pueden trabajar para darte las respuestas “.
La próxima secretaria del Tesoro gusta a todos porque no es una ideóloga
Ningún economista está más calificado que la Sra. Yellen, ex directora de la Reserva Federal y académica respetada, para el puesto. Es difícil exagerar el entusiasmo entre los economistas por Janet Yellen como la próxima secretaria del Tesoro. Parte de este entusiasmo refleja la naturaleza innovadora de su nombramiento.
No solo será la primera mujer en ocupar el puesto, será la primera persona en haber ocupado los tres principales puestos políticos tradicionales de Estados Unidos en economía: presidenta del Consejo de Asesores Económicos, presidenta de la Reserva Federal y ahora secretario de Hacienda.
El nombramiento de Yellen es el comienzo de una nueva era en la gestión macroeconómica. Aleja el enfoque de Trump en los recortes de impuestos para los ricos y el mercado de valores. Se considera que Yellen es una “paloma” en economía, está más preocupada por el desempleo que por la inflación.
Yellen también ha declarado que adoptará un nuevo enfoque cooperativo de la economía internacional. Su objetivo es “ayudar a restaurar el liderazgo global de Estados Unidos”, en contraste con las guerras comerciales y la retórica egoísta de “Estados Unidos primero” de Trump.
Trabajará con los aliados más cercanos de USA para incrementar el comercio, el desarrollo y reducir las emisiones globales de dióxido de carbono. Está abierta a encontrar compromisos con China, Rusia e Irán, pero no teme aplicar sanciones económicas si no actúan como partes responsables en los objetivos de la ONU, la OMC y la OMS.
Biden y Yellen tienen una estrategia de “reconstruir mejor”. En este momento de tipos de interés históricamente bajos debido a la renuencia del sector privado a invertir, se han propuesto aumentar la deuda pública para invertir en educación, infraestructura y el clima para crear empleos de alta calidad. Ella promete, “como secretaria del Tesoro, trabajaré todos los días para reconstruir ese sueño para todos”. Esto es música para los oídos de Merkel y Lagarde, ya que finalmente USA está en la misma página respecto a la creación de una economía mejor y más limpia para el próximo siglo.
Tribuna publicada en El Economista.
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