Por Aurelio García del Barrio, director del Global MBA con especialización en Finanzas.
Putin da una vuelta de tuerca en la guerra de Ucrania debido a su situación comprometida en la guerra y con la contraofensiva de las tropas ucranianas iniciada el 29 de agosto en el sur, en el Oblást de Jersón y precisamente en dirección a la ciudad del mismo nombre, una de las más grandes capturadas por Rusia al inicio de la guerra.
Ucrania sorprendió a Rusia y al mundo con su capacidad de montar una contraofensiva a finales de agosto, en medio de una guerra que ha devastado buena parte del país y en la que la disparidad de fuerzas en su contra es notable. Y, más aún, sorprendió con sus éxitos en el asalto en el oblást de Járkiv. La pregunta que recorría el mundo es cómo reaccionaría Rusia, que parece aún comprometida con su invasión de Ucrania y con voluntad de seguir peleando.
Y la respuesta ha sido anunciada por Putin; por un lado, moviliza a 300.000 reservistas de los 2 millones con los que cuenta, y por otro, monta el referéndum de la Srta. Pepis, donde pretende que entre el 23 y el 27 de septiembre, las regiones de Donetsk, Lugansk, Zaporiyia y Jersón (un 15% del territorio ucraniano), voten si están a favor de incorporarse a la Federación Rusa. Estas regiones son las situadas al este del país, cerca de Crimea, con salida al mar y también las más próximas a Rusia.
Lo más llamativo es que Rusia ni siquiera controla el 100% de estas regiones, donde, además, muchos de sus habitantes están peleando en la guerra o se han exiliado debido a la misma.
En el Kremlin parecen albergar la esperanza de que las votaciones no sólo servirán para calmar los ánimos de los leales y acallar a la población local desafecta al imperialismo de Moscú, sino que contribuirán a frenar a los ucranianos antes de adentrarse en ‘territorio ruso’. Incluso aunque esa anexión no sea reconocida por casi ningún país.
Dmitry Medvedev, subdirector del Consejo de Seguridad que preside Putin, dijo que los referendos para integrar estos territorios a Rusia harían que el nuevo trazado de las fronteras fuera irreversible y le permitirían a Moscú utilizar cualquier medio para defenderlos, con lo que ante un ataque ucraniano en territorios ocupados, Rusia podría ‘defenderse’ utilizando sus armas nucleares.
El resultado del referéndum se lo puedo anticipar, un 99% a favor de la incorporación de estas regiones a la Federación Rusa; si esto no fuera trágico, podría ser gracioso. Diversas voces de Occidente, como el canciller alemán Olaf Scholz, el presidente francés Emmanuel Macron, o el asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, han criticado este referéndum de pandereta, y han negado su legalidad.
En otra señal de que Rusia se está preparando para un conflicto prolongado y posiblemente más intenso, la cámara baja del Parlamento, controlada por el Kremlin, votó el martes a favor de endurecer las leyes contra la deserción, la rendición y el saqueo por parte de soldados rusos. Los legisladores también votaron a favor de introducir posibles penas de 10 años de prisión para los soldados que se nieguen a luchar.
Esto no varía en nada la realidad de la guerra, pero sí su narrativa, una vez configurada en Jersón la autoridad paralela, Rusia siempre podrá decir que no son ellos los que están invadiendo a nadie, sino que es esta ficticia república la que en realidad se defiende de la tiranía ucraniana.
En términos de propaganda, es una iniciativa potente y que los rusos no dudarán en usar todo lo que puedan para esquivar sanciones y responsabilidades. En Crimea funcionó a la perfección, en Donetsk y Lugansk, no tanto. Y que se prepare Transnistria, otra república independiente inventada por los rusos, en este caso en territorio moldavo.
Pero muchos ciudadanos rusos también quieren huir del conflicto; entre el 24 de febrero (fecha del inicio de la invasión de Ucrania) y el 5 de septiembre, un total de 1.126.215 migrantes rusos han entrado en Letonia, Estonia, Polonia, Lituania, Finlandia y Noruega desde territorio de la Federación Rusa o atravesando Bielorrusia.
Y no nos podemos olvidar de los aspectos económicos, tras el anuncio de Putin, la Bolsa rusa cae más de un 13% en dos días por guerra en Ucrania y la energía; los dos índices del mercado de valores rusos, el MOEX y el RTS han caído más de un 13% en dos días por la energía y el anuncio del referéndum en cuatro regiones ucranianas y de la movilización parcial decretada por el presidente ruso, mientras el gas se dispara un 6,5%. Los inversores temen que las sanciones contra Rusia se intensifiquen y que el presidente ruso pueda cerrar el grifo del gas a la UE.
Así mismo, el rublo cae algo más de un 1% en su cambio frente al dólar, se cambia ya a 61,2.
Las probabilidades de que el conflicto se extienda en el tiempo y se agrave en el campo de batalla, no ha gustado a los inversores. De hecho, estiman ya que Putin puede cerrar del todo el grifo del gas a la Unión Europea. No es de extrañar que los futuros del gas se hayan disparado. El TTF holandés sube un 6,5% hasta los 194,25 dólares.
Tribuna publicada en El Economista.
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