Lee a Charlie Munger y sé rico

Por Javier Hombría, profesor del Máster en Finanzas Corporativas.

Lee a Charlie Munger y sé rico. Para mí esa es la máxima que se aplica a la vida y enseñanzas de Charlie Munger, el famoso inversor y pareja profesional de Warren Buffett, fallecido el pasado martes, en California, a la edad de 99 años. Y hablo de ser rico y no de hacerse rico, porque la riqueza a la que me refiero es aquella que no te pueden quitar, que aumenta exponencialmente conforme avanzan los años, y que compartes sin darte cuenta con la gente que quieres: la de una vida bien vivida.

Poco puedo añadir a lo que se ha dicho de esos dos «apóstoles del capitalismo» que junto con su equipo han construido Berkshire Hathaway, un holding estadounidense con ingresos anuales de 300.000 millones de dólares (en el que Charlie Munger era vicepresidente), una capitalización de 785.000 millones de dólares- como referencia, esa es la mitad del PIB español-, y que solo en los últimos cinco años se ha revalorizado más de un 65%, superando al índice bursátil Standard & Poor’s 500.?

Nacido el 1 de enero de 1924 en Omaha, Nebraska, su vida es paralela a la del ascenso y la victoria del capitalismo sobre otros sistemas económicos que demuestran una y otra vez que llevan al colapso de los países en los que se implementan. Y precisamente en un momento en el que los beneficios del capitalismo se ponen en duda, la comunicación y el trabajo de Charlie Munger son algunos de sus mejores baluartes, y la mejor explicación de ese triunfo.

Es el resultado de la gestión dedicada con principios fáciles de entender y aplicar, y la responsabilidad del buen gestor con sus accionistas. Con un salario anual de 100.000 dólares, Munger era rico por su propia inversión en Berkshire Hathaway, no por lo que cobraba de la compañía, y en las juntas anuales él y Warren Buffett se pasaban horas respondiendo a las preguntas de sus jefes, los accionistas.

Recomiendo leer a Charlie Munger, porque hace que invertir parezca fácil. Y lo es. No es necesario ser un experto en inteligencia artificial, un prodigio de las matemáticas, o recibir «soplos» (por cierto, esto último es un delito).

Frente a equipos directivos rodeados de asesores de imagen y comunicación, preocupados «por no meterse en charcos», y por hablar y no decir nada, Charlie Munger decía lo que pensaba y pensaba lo que decía. Desde su filosofía de inversión, aconsejando que «no te preocupes por comprar buenas empresas a precios fantásticos, compra empresas fantásticas a buenos precios», hasta su forma de vivir, creía que «lo mejor que puede hacer un ser humano es ayudar a otro a saber más», las frases de Munger son las de un moderno filósofo griego que te orienta en el complicado arte de invertir y vivir.

Como profesor de finanzas e inversor, me da rabia ver que muchas personas han tirado la toalla respecto a su educación financiera y la posibilidad de hacer crecer su dinero invirtiendo en bolsa. Y las entiendo. El lenguaje complicado, las herramientas difíciles de comprender, los titulares sobre fuertes caídas, las sonadas quiebras de compañías que antes eran estrellas del mercado… Es normal que la gente tenga miedo de perder su dinero. Frente a todo ese ruido recomiendo leer a Charlie Munger, porque hace que invertir parezca fácil. Y lo es. No es necesario ser un experto en inteligencia artificial, un prodigio de las matemáticas, o recibir «soplos» (por cierto, esto último es un delito).

Es tan sencillo como vivir por debajo de tus posibilidades (ahorro), invertir en el mercado vía fondos índices de bajo coste (gestión pasiva), repetir, y esperar, afirmaba que «la paciencia se puede aprender, la habilidad de concentrarse en algo mucho tiempo es una enorme ventaja?».

Es tan sencillo como vivir por debajo de tus posibilidades (ahorro), invertir en el mercado vía fondos índices de bajo coste (gestión pasiva), repetir, y esperar, afirmaba que «la paciencia se puede aprender, la habilidad de concentrarse en algo mucho tiempo es una enorme ventaja?».

Pero además de sus enseñanzas de inversión, Munger iba más allá. También compartía una filosofía de vida porque «no necesitas tener muchas cosas para ser rico» que yo sigo para tener una experiencia más plena, ya que desde su experiencia comentaba que «nunca me he encontrado a alguien sabio que no leyera todo el tiempo». Él era (y es) un vivo ejemplo de, volviendo a la filosofía griega, la escuela estoica.

Su divorcio cuando era joven le arruinó, su hijo falleció de leucemia con nueve años, perdió un ojo y estuvo a punto de quedarse ciego, por eso aprendió braille para estar preparado por si eso ocurría, y aún con esas desgracias Charlie Munger mantuvo una actitud positiva ante la vida, porque «la vida te da golpes terribles, terribles e injustos, pero cada desgracia que te sucede es una oportunidad para aprender algo, y tu deber es no hundirte en la autocompasión, sino utilizar ese terrible golpe de manera constructiva».

Invertir es fácil, lo difícil es vivir. Aun cuando no te interese la inversión, lee a Charlie Munger. Serás más rico por ello.

Tribuna publicada por El Economista.