Dinámicas y perspectivas de las inversiones hispano-mexicanas

Por Ramón Casilda Béjar, miembro del IELAT-Universidad de Alcalá y profesor del máster de Relaciones Internacionales del IEB.

El 28 de marzo de 1977, hace 47 años, España y México acordaron reanudar las relaciones diplomáticas, rotas en 1945 al terminar la Segunda Guerra Mundial. Permítaseme decir para aquellos que deseen acercarse a este hito histórico, que lean el excelente Documento elaborado por Marcelino Oreja Aguirre, ministro de Asuntos Exteriores de España en el Gobierno del presidente Adolfo Suárez.

Transcurridos estos años, España ha apostado por México y se sitúa como primer inversor europeo y segundo mundial, solo por detrás de Estados Unidos. Según la Secretaria de Estado de Economía de México (SEEM), durante el período 1999-2023, la inversión extranjera directa española totaliza 81.062 millones de dólares. Esta cifra expresa la dinámica y confianza por parte de las empresas españolas, cuyo propósito es incentivar una inversión sólida, basada en el compromiso a largo plazo con proyectos que promuevan la innovación, la sostenibilidad y el bienestar de la sociedad en su conjunto.

La inversión latinoamericana, cuya importancia aumenta en España de acuerdo con el Registro de Inversiones Exteriores, totalizó 46.265 millones de euros en 2021. México apuesta claramente por España y es el principal inversor latinoamericano y hasta el 2021 totaliza 27.834 millones de euros (60,2% del total), seguido de Argentina 9.040 millones de euros (19,54%), Brasil 3.367 millones de euros (7,3%) y Venezuela 1.428 millones de euros (3,1%).

En consecuencia, las relaciones económicas aumentan y se consolidan mutuamente. En este sentido, la llegada a México de empresas españolas, preferentemente pequeñas y medianas (pymes) de los más variados sectores de actividad es continua y hasta estos momentos suman 7.000, según la Cámara Española de Comercio en México (CAMESCON). México representa una constante fuente de oportunidades para la internacionalización de las empresas españolas. El Gobierno de México aprobó el pasado año incentivos fiscales para atraer inversión y fomentar la exportación, lo que es una magnífica oportunidad para las pequeñas y medianas empresas españolas, siendo una atractiva opción para las que estén en la cadena de los sectores beneficiados considerados como estratégicos para México.

«México es uno de los países en los que más se ha internacionalizado la empresa española y donde más ha crecido en el exterior»

Los grandes inversores como BBVA-Bancomer (primera institución financiera del país), Banco Santander (segunda institución financiera del país) y empresas líderes como Telefónica, ACS, FCC, SACYR, Acciona, OHLA, CAF, Inditex, Repsol, Naturgy, Iberia, Agbar, Aena, Indra, Iberdrola, Gestamp, Caixa-Inbursa, Mapfre, Grifols, Riu, Barceló, NH, Meliá e Iberostar, que junto a las pymes, elevan su apuesta en un país deseoso de aumentar la inversión extranjera como vector de crecimiento.

Según el presidente de CAMESCOM, Antonio Basagoiti, «México es uno de los países en los que más se ha internacionalizado la empresa española y donde más ha crecido en el exterior, siendo un destino importante de productos y servicios».

Transcurridas más de tres década desde el inicio del proceso inversor de España, México con la relocalización de las cadenas globales de valor en América del Norte como miembro del exitoso Tratado de Libre Comercio (T-MEX, anteriormente conocido como TLCAN o NAFTA), presenta excelentes oportunidades para las firmas españolas como por ejemplo, las del sector de automoción, las cuales lo han aprovechado con gran éxito.

La posición competitiva favorable de México, lo posiciona como el mayor exportador de América Latina, a pesar de que su economía es menor que la de Brasil (la primera de la región). Su progresión como potencia exportadora (novena mundial), comenzó décadas atrás, cuando básicamente dependía del petróleo, que hoy solo representa el 5% de las exportaciones. Esta situación ha impulsado el valor del peso mexicano hasta máximos históricos (abril, 2024).

De manera que la relocalización de las cadenas globales de valor, encuentra en el enfrentamiento comercial entre EEUU y China, intensificado con la administración de Donald Trump, pero que no se ha frenado bajo la de Joe Biden, sino que en la recta final de su mandato se ha incrementado para proteger la industria nacional mediante nuevos aranceles a los coches eléctricos, placas solares, acero, aluminio y en 2025 a los semiconductores.

La posición favorable de México, lo coloca como el mayor exportador de América Latina, a pesar de que su economía es menor que la de Brasil

En consecuencia, el enfrentamiento tiene un claro ganador: México, que se beneficia extraordinariamente del neashoring, que cuenta con la gran ventaja geoeconómica de su cercanía a EEUU, con quien comparte una frontera que supera los 3.000 kilómetros y por la cual circulan más del 80% de las exportaciones que se transportan por vía terrestre. Una cercanía que le permite que el comercio no sea solamente de bienes finales, sino también de bienes intermedios, con los que se puede realizar una producción conjunta, lo cual es un incentivo de inversión para las compañías estadounidenses y sería muy deseable que también lo fuese para las españolas.

En 2023, México paso a ser el primer proveedor de bienes y servicios de Estados Unidos, arrebatándole el puesto a China, después de ocuparlo durante los anteriores 15 años. Las exportaciones mexicanas a EEUU alcanzaron 475.607 millones de dólares (crecieron 129.383 millones de dólares un 16,4% y las chinas disminuyeron un 21%), lo cual demuestra las oportunidades reales que le supone el nearshoring.

Las empresas españolas no deben dejar escapar las oportunidades del nearshoring, especialmente por parte de las medianas empresas con capacidad tecnológica en la fabricación de bienes intermedios. Así quedo debidamente documentado en la Jornada que se llevó a cabo en la Cámara de Comercio de España, conjuntamente con la Cámara de Comercio de España en México: «Nearshoring una oportunidad para las empresas españolas en México».

Las empresas españolas no deben dejar escapar las oportunidades del ‘nearshoring’

Conclusión, las empresas españolas deben, lo más amplia e intensamente posible, aprovechar las oportunidades de internacionalización que le brinda México, pues de no hacerlo, corren el riesgo de que más temprano que tarde, sean desplazadas y España se vea sobrepasada como primer inversor europeo y segundo mundial.

Por todo lo cual, España tiene que desempeñar el papel dinámico y creativo como el que jugó durante la primera etapa inversora, que representó uno de los principales rasgos y resultados del exitoso proceso de internacionalización de la economía española. Así que, bien puede ser este el momento de pisar el acelerador y potenciar las inversiones. ¿Para qué? Para seguir avanzando, creando, innovando y arriesgando con la energía que imprime ser un inversor estratégico.

Tribuna publicada en El Confidencial.