José María Revello es Director del Master en Corporate Finance y Banca de Inversión del IEBLa banca tiene una cuenta de resultados compleja y con muchos palillos que tocar e interpretar. El sector financiero, como sector específico de actividad, tiene una contabilidad especial adaptada a sus características que se rige por la Circular 4/2004 del Banco de España, actualización de la antigua 4/91 y que adapta la anterior normativa a las normas internacionales de información financiera (NIIF).Para la gran banca diversificada por países y por negocios el análisis resulta aún más complejo. Quedémonos en la cuenta de resultados consolidada, resumen contable de todos los negocios. Distingamos tres niveles en la cascada de resultados: la parte alta, media y baja y veamos su composición.En la parte alta distinguimos a su vez otros dos niveles: el margen de intereses y el margen ordinario. El primero es el producido por todos los intereses menos todos los costes financieros. A este margen se le adicionan comisiones, resultados por operaciones financieras (ROF), dividendos y resultados de las sociedades puestas en equivalencia (o método de la participación) así como otros varios para dar lugar al margen ordinario. Pero es el margen de intereses y las comisiones, llamado a veces el margen básico, el que constituye el verdadero ‘core business’ o núcleo del negocio bancario.Este margen básico (margen de intereses y comisiones) es el típico de la actividad y es donde se concentran las palancas del negocio: inversión crediticia, financiación (depósitos, cuentas corrientes, emisión de bonos, recursos propios), precio del activo y remuneración del pasivo, cobro de comisiones sobre un amplio abanico de productos (apertura de facilidades crediticias, disponibilidad, tarjetas, cobros y pagos, custodia de valores, etc., etc.). El objetivo es siempre un aumento y recurrencia de este margen combinando actividad con precios, captación de recursos con su coste y el cobro de las comisiones.Los resultados por las operaciones financieras (ROF) son los obtenidos sobre la llamada cartera de negociación, que es una cartera a corto plazo (trading) formada por títulos de renta fija o variable, opciones, futuros, etc. Las ROF serían plusvalías o minusvalías de esta cartera.La otra parte importante que juega en la obtención del margen ordinario tiene que ver con los dividendos de las participaciones y los resultados de la puesta en equivalencia de las asociadas. Tienen estos resultados relevancia en aquellas entidades financieras con un importante grupo industrial como es el caso de el grupo de La Caixa.Para la parte media de la cuenta de resultados nos quedamos en el margen neto o margen de explotación que se origina al restarle al margen ordinario todo el coste de estructura o coste de transformación: gastos de personal, arrendamientos, servicios exteriores, etc. Para esta parte hay un indicador llamado ratio de eficiencia que mide bien, como su propio nombre indica, cuánto gasto de estructura necesitamos para dar lugar a 100 euros de margen. La banca española, tras largos años de procesos transformadores y de fusiones y adquisiciones es una banca competitiva. Con la crisis y la disminución de los márgenes este ratio ha empeorado y puede estar ahora en niveles del 50%.En la parte final de la cuenta de resultados encontramos varios epígrafes que pueden tener mucha relevancia para llegar al beneficio último. Son las provisiones o saneamientos y los resultados extraordinarios por venta de activos o participaciones.En cuanto a las provisiones hay que distinguir entre las llamadas genéricas y las específicas. La genérica, regulada por el Banco de España, es un pequeño porcentaje de la nueva inversión crediticia con la finalidad de ir creando un colchón de seguridad. Las específicas responden a la necesidad de sanear los créditos que ya se sepa o prevea que serán de dudoso cobro, como los que entran en mora al transcurrir 90 días desde su impago, o los concedidos a empresas que hacen concurso de acreedores y que tienen un calendario establecido de saneamientos. El año 2.012 el Banco de España obligó a mayores saneamientos para los préstamos y créditos relacionados con el ladrillo ocasionando pérdidas en la cuenta de resultados de la banca.Hay dos ratios que miden la salud de la inversión crediticia: la tasa de mora y la tasa de cobertura. La primera es el porcentaje de créditos dudosos respecto a la cifra total de inversión. Recientemente, en noviembre del año pasado, la banca española llegó a su máximo histórico del 11,23%. La segunda tasa es la cobertura o nivel de provisiones que cubren a la inversión de dudoso cobro. En épocas de bonanza este ratio suele sobrepasar, y a veces con creces, el 100%. Podemos decir que el buen banquero es el que sabe anticiparse a los ciclos bajistas limitando su exposición al riesgo por moderación del crecimiento de la inversión y buena diversificación sectorial. Podríamos citar muchos ejemplos de bancos, en esta coyuntura obviamente pero también en otras, que han tenido mala o muy mala gestión del riesgo.Por último se encuentran los resultados extraordinarios, pero como este término ya no se contempla en el nuevo plan general contable español (año 2.007), hablaríamos en sentido amplio de resultados atípicos producto de la venta de participaciones o de negocios. Como ejemplo la venta de activos considerados no estratégicos y que tiene todo el sentido en el momento actual para hacer liquidez y fortalecer el balance consolidado de sus actividades ‘core’ o fundamentales.
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