La inversión alternativa es el área de gestión de activos que ha experimentado un mayor crecimiento en los años recientes. Algunos activos que hasta hace poco eran un pequeño nicho de actividad dentro del negocio de la gestión, hoy han dado un salto cuantitativo en complejidad, desarrollo y adaptabilidad a las estrategias de inversión, haciéndose imprescindibles en el negocio. Este en uno de los grandes motivos por los que el IEB, bajo la dirección de Rodrigo Utrera, lanza el Programa de Especialización en Inversiones Alternativas.
Por eso, la mayoría de las gestoras de activos están creando o potenciando su área de alternativos, y el futuro que se dibuja para el sector es de claro crecimiento y alta empleabilidad. ¿Hay demanda creciente de profesionales especializados en Gestión alternativa?
La demanda de estos profesionales está claramente en auge, impulsada principalmente por dos vías: En primer lugar, hay distintos segmentos, como el de private equity en todas sus vertientes, que están experimentando un crecimiento muy fuerte, siendo necesario perfiles de profesionales que permitan soportar dicho crecimiento a lo largo de toda la cadena de valor (desde back office con toda la gestión de flujos, hasta front office, que es el área referente al análisis y selección de inversiones).
En segundo lugar, si bien los inversores desean invertir en esta tipología de inversiones, muchos de ellos no tienen los recursos y experiencia necesarias. Por ello, necesitan profesionales que les ayuden a planificar cómo construir una cartera de activos alternativos, ya que, tanto el perfil de riesgo-rentabilidad, como el timing de los flujos, complican sobremanera la gestión de estas inversiones.
¿Qué perfiles demandan mayor conocimiento en estas nuevas clases de activos?
El perfil de inversor en estos activos podría resumirse de la siguiente manera:
- Nivel patrimonial elevado: estas inversiones requieren mínimos de inversión muy elevados. Además, para construir una cartera diversificada será necesario comprometer capital año tras año en varias inversiones, lo que puede ser un problema cuando tenemos en consideración el capital que necesitamos dedicar a estas inversiones.Para entender esto vamos a realizar un ejercicio muy sencillo: si cada inversión requiere € 1M y para diversificar nuestra cartera de alternativos pensamos realizar 10 inversiones, esto nos da una cartera de € 10M… En consecuencia, si el porcentaje de nuestro patrimonio que decidimos dedicar a estas inversiones es del 20%, nos arroja que deberíamos tener € 50M de patrimonio disponible para invertir.
- Horizonte de inversión de largo plazo: ya que estas inversiones suelen bloquear nuestro capital durante varios años. Es por ello por lo que estos inversores deben tener las necesidades de capital de corto y medio plazo cubiertas.
- Tolerancia al riesgo: los rendimientos de estas clases de activo van acompañados de la asunción de riesgos adicionales. Entre ellos, la falta de liquidez, la ausencia de transparencia en algunos mercados y vehículos de inversión, la complejidad de las inversiones, el uso de apalancamiento, el riesgo siniestral de llegar a perder la totalidad del capital invertido y una regulación limitada. Y, por último, tener en consideración que, al no haber valoraciones diarias para estos activos, la volatilidad de estas inversiones no mide el riesgo real de estas, de ahí la importancia de medir el riesgo desde diferentes ángulos.
- Acceso a las oportunidades de inversión: es habitual que las mejores oportunidades estén reservadas a inversores institucionales o individuos que cuentan con conexiones y relaciones en la industria. Asimismo, el acceso y contar con un nivel patrimonial elevado, nos puede ayudar a reducir los costes soportados en estas clases de activo, que se caracterizan por tener costes de gestión, administración y estructuración, elevados.
Es por todo ello que los perfiles de inversores que demandan mayor conocimiento en estas nuevas clases de activos suelen ser, en su mayoría, institucionales, como fondos de pensiones, fundaciones, endowments y family offices, o individuos que cumplan con las características anteriores. A este respecto, se estima que alrededor del 25% de las inversiones en los family offices, y del 40% en los endowments, están dedicadas a activos alternativos.
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