José María Revello de Toro es director del Master en Corporate Finance del IEBEs un hecho conocido en el mundo de la Bolsa que las cotizaciones de los grandes conglomerados o holdings no reflejan bien el valor de sus empresas participadas. Y esto se debe a lo que se llama el descuento por ‘falta de visibilidad’, que sería el equivalente financiero al refrán de que ‘las ramas no dejan ver el bosque’. En finanzas decimos que la valoración por suma de partes (SOP) será mayor que la totalidad del grupo a la cotización de su empresa matriz.Hay múltiples ejemplos de cómo las partes, al separarse de su grupo, han aflorado un valor mayor. El más reciente lo tenemos en la salida a Bolsa de Cellnex Telecom (nuevo nombre de Abertis Telecom). Antes de su salida a Bolsa, Abertis era propietaria de un 100% de esta empresa y su capitalización bursátil era de 14.800 millones de euros. Con una colocación exitosa entre inversores institucionales, mediante una OPV del 66% de su capital, Cellnex vale en Bolsa unos 3.600 millones y Abertis sigue estando en torno a los 14.800 millones ahora sólo con el 34% de participación. Es decir, que si hacemos unos números sin que se solapen cifras, Abertis ahora sólo con el 34% de Cellnex sigue estando en los 14.800 millones y el 66% vale 2.376 millones (0,66 x 3.600), luego se ha aflorado este mayor valor que representa un 16% más (14.800 + 2376 dividido por 14.800).Continuando con la actualidad, este desdoble para que el mercado valore más a las partes que al todo es el que pretende hacer Hewlett-Packard separando el negocio de hardware (PCs e impresoras) del negocio de software y servicios a empresas en una nueva Hewlett-Packard Enterprise. O la posible salida a Bolsa de Primark, la cadena de tiendas de ropa propiedad del conglomerado Associated British Foods (ABF), donde convive el negocio textil de Primark junto a negocios de alimentación como la producción de azúcar, levadura y té.Este asunto de que las partes valen por separado más que el todo siempre me recuerda a la famosa película Wall Street, donde un Gordon Gekko (Michael Douglas) sin escrúpulos personifica al típico raider o tiburón que juega a desmembrar conglomerados con poca o nula ética. Alguien me dijo alguna vez que, en la famosa película romántica Pretty Woman, había también un trasfondo financiero de tiburones y financieros sin escrúpulos (llamémosle Richard Gere…).
Estás en Inicio » Actualidad » Blog » Cuando las partes valen más que el todo