Por José María Revello de Toro, director del Master en Corporate Finance.
En la literatura financiera hay un abuso del término inglés cash-flow, que se traduce literalmente como ‘flujo de caja’, aunque yo prefiero referirme a él como una tesorería. A veces, varios interlocutores discuten en una negociación por malentendidos, ya que utilizan la misma palabra cash-flow refiriéndose a cosas distintas. Mi recomendación es siempre ponerle un apellido y dar una definición, de tal forma que no haya lugar al equívoco. A continuación se muestran cuatro de los más frecuentes:
Cash-flow (a secas). En su utilización más antigua se refiere a la tesorería generada en la cuenta de resultados, calculándose como el beneficio neto, última línea de Pérdidas y Ganancias (PyG), más todas las partidas que no supongan salida de caja: amortizaciones y saneamientos. Habría que decir más apropiadamente tesorería devengada en la cuenta de resultados, significando esto que no todos los ingresos o gastos se cobran o pagan al contado, pudiéndose cerrar un ejercicio económico con ingresos pendientes de cobro o gastos pendientes de pago.
Cash-flow neto de explotación o del negocio. Es igual que el anterior, salvo que no tiene en cuenta los gastos financieros. También se le llama gross cash-flow (cash-flow bruto). Es importante por cuanto es la base para calcular el cash-flow libre.
Cash-flow libre. Es la tesorería disponible para los proveedores de fondos de la empresa: accionistas y acreedores financieros. Se calcula restándole al cash-flow del negocio las inversiones en inmovilizados y circulante. Se puede entender como la tesorería que se origina en un ejercicio económico gracias al negocio (plasmado en PyG) y menos las inversiones necesarias para que éste funcione (plasmadas en el Balance sin deuda financiera). Es el cash-flow de referencia para hacer una valoración de la empresa en funcionamiento.
Cash-flow del accionista. Es la tesorería disponible para el accionista. Se puede decir que es un flujo teórico al no tener que repartirse necesariamente. La tesorería que de verdad se reparte y que es una salida real de caja es el dividendo. La que queda sin repartir viene a ser un excedente de caja de la empresa, seguramente por motivos conservadores de crear un colchón de seguridad o por esperar mejores momentos para invertir.
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