De 2007 a 2019: las claves de la crisis que se avecina

La persistente incertidumbre generada por las idas y venidas de la guerra comercial, ha tenido ya un impacto severo en la actividad industrial mundial. Y ahora es el sector servicios el que empieza a arrojar señales de contagio. Con estos mimbres, lo que en un principio fue recibido como una debilidad temporal, motivada por una serie de factores políticos que poco a poco debían ir perdiendo fuerza, se muestra cada vez más como el posible detonante de una nueva crisis global.

Mientras firmas como la agencia Fitch auguran para 2020 la menor tasa de crecimiento en ocho años, son cada vez menos los que se atreven a descartar que una recesión acecha a la vuelta de la esquina. La sombra de una nueva crisis trae a la memoria, de forma inevitable, los recuerdos del hundimiento que experimentó la economía global a partir de 2007 y que sumió al mundo en una de las recesiones más devastadoras de las últimas décadas.

Si de la anterior crisis se salió, en gran medida, gracias a las extraordinarias políticas de estímulo de los bancos centrales, hoy éstos se asoman a un nuevo escenario de debilidad económica limitados de munición, como advierte Aurelio García del Barrio, director del MBA con especialización en Finanzas del IEB.

García del Barrio, se muestra poco optimista sobre la posibilidad de que se pueda producir una recuperación en la segunda mitad de 2020. Y es que, según señala, los gobiernos han desaprovechado los recientes años de bonanza para acometer las reformas estructurales necesarias para fortalecer sus economías. «Hemos tenido un ciclo largo positivo y ahora nos encaminamos a un cambio de ciclo sin haber resuelto muchas de las debilidades que dieron origen a la última crisis», alerta el profesor del IEB.

 

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