Por José Miguel Rodríguez-Pardo, profesor del IEB.
Las soluciones Insurtech constituyen un acelerador eficiente de la monetización del proceso de innovación para el sector asegurador. La variedad de soluciones Insurtech nos impide analizar con detalle cada una de ellas, es por ello por lo que nos centraremos en el alcance de los llamados seguros basados en uso, por ser el subsector más maduro de Insurtech. Pero no debemos dejar de mencionar que las tecnologías blockchain y los contratos inteligentes, las soluciones de economía colaborativa aseguradora o los Chatbots son sistemas disruptivos del negocio asegurador, donde el actuario debe primero entender el potencial alcance de estas tecnologías para después alinear y adaptar sus capacidades profesionales de medida y gestión de riesgos.
El asegurador al incorporar estas soluciones en sus procesos, pasará de una posición de indemnización o reparación de daños a una función de “preventer” o proveedor de servicios prevención, el asegurado con su participación activa constituirá la fuente primaria de beneficio para el asegurador. Dicho en términos de técnica aseguradora, el asegurador actúa como “coach” mitigador del riesgo de su asegurado, para después asegurar la parte no mitigada. La función actuarial consistirá en identificar preventivamente una contingencia, ejecutar una acción preventiva, lo que nos lleva a una nueva era de “productos paramétricos” que permiten con sensores e inteligencia artificial vincular la detección automática preventiva de un evento, llevando al asegurado hacia lo que se ha denominado “nirvana de servicio”.
El actuario deberá transitar desde la modelización predictiva hacia la modelización prescriptiva, así el asegurador juzga lo que debe suceder y hace que eso suceda. En el caso de los seguros de salud y vida, sería llevarle a estados de vida saludable, y si este los alcanza el precio se adecúa al nuevo perfil de riesgo. Algunos autores a este proceso continuo de mitigación y aseguramiento lo han calificado en un horizonte utópico como “pólizas risk free”.
En este contexto, los grandes avances del sector Insurtech plantean 2 grandes desafíos para el actuario:
1. Los seguros basados en el uso (UBI´S)
Dentro del conjunto de tecnologías que se conocen como disruptivas para la industria del seguro privado, los llamados seguros basados en el uso empiezan a tomar una posición destacada en los procesos de innovación, donde la telemática ya es considerada como el subsector de Insurtech más maduro. Las entidades que apuestan por esta nueva forma de suscribir riesgos toman una posición de ventaja en la conocida “dinámica 20/20”, por la cual quienes adopten este tipo de tecnologías emergentes pueden ver incrementado su negocio un 20% y por el contrario aquellas que no apuesten por estos procesos de innovación podrían llegar a perder hasta un 20% de su actividad.
Los seguros basados en el uso utilizan dispositivos de IoT (Internet de las cosas) que actúan como sensores que permiten generar conocimiento acerca de los riesgos objeto de cobertura y crear patrones de comportamiento del asegurado que se traducen en un proceso de tarificación individualizado del que no hay antecedentes en la industria, lo que implica un gran desafío para el actuario de seguros.
2. El algoritmo como “caja negra”
Por otra parte, el uso generalizado de algoritmos predictivos bajo el enfoque de “machine learning” en la mayoría de las propuestas de valor de Insurtech, presentan el inconveniente de falta de transparencia, de hecho, se conocen como “cajas negras”. La toma de decisiones robotizadas en tiempo real con datos remitidos de forma continua de productos sensorizados, también supone un gran reto profesional para el actuario.
La no verificabilidad de los algoritmos no es una cuestión menor, si el gerente de riesgo no puede justificar los pesos de variables, sus interacciones, el modelo puede ser invalidado por la sociedad que demanda transparencia en la toma de decisiones empresariales y sobre todo en mercados altamente regulados.
Para al menos mitigar el problema de la rastreabilidad de los algoritmos, caben ciertas medidas: el sistema podría incluir un módulo de caja negra dentro de la propia caja negra del algoritmo, como los utilizados en la industria aérea, que registre y ayude a diagnosticar todos los cambios y comportamientos del sistema y así monitorizar cualquier defecto, haciendo efectivo el conocido “derecho a saber” del reclamante de un daño. Otra medida, complementaria a la anterior, sería la de exigir a las compañías que divulguen, al menos al Supervisor, el código fuente de sus algoritmos para asegurarse de que los precios que ofrecen están en conformidad con la legislación de no discriminación.
En definitiva, el actuario ante el uso de algoritmos complejos propios del ecosistema Insurtech, necesita actualizar sus capacidades analíticas a este entorno, incluir una perspectiva ética en el manejo de las variables y favorecer todas las medidas encaminadas a dotar de trazabilidad y transparencia al sistema.
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