El ‘trading’ no es cosa de incautos

Por Javier Amo, director del Master en Bolsa y Mercados Financieros.

Hoy en día proliferan en medios de comunicación iniciativas que promueven el trading, mediante su ejecución en diversas plataformas, e incluso autodenominados gurús que ofrecen métodos y sistemas para conseguir obtener rápidos y fáciles beneficios.

Incluso, se promueven instrumentos supersofisticados como los CFD u opciones binarias, que en otros países incluso no están autorizados para el público mayoritario, y en ocasiones he llegado a ver anuncios publicitarios de este tipo de productos en medios deportivos, equiparándolos con apuestas deportivas.

Obviamente, la toma de decisiones tiene consecuencias directas sobre nuestras vidas, especialmente los asuntos financieros. Es por ello que se debe contar con formación financiera. Resulta sorprendente que la gente llegue a creer que, dedicando unos minutos de su tiempo, se pueda llegar a ganar dinero de forma sistemática comprando y vendiendo activos. Cuando ves a los profesionales haciendo «trading»24/7, con acceso instantáneo a toda la información financiera existente y que su ratio de aciertos es relativamente baja, debería prevenir a la gente de asumir el nivel de riesgo para su patrimonio que el «trading» supone.

«Resulta sorprendente que la gente llegue a creer que, dedicando unos minutos de su tiempo, se pueda llegar a ganar dinero de forma sistemática comprando y vendiendo activos».

A grandes rasgos y a nivel europeo, la operativa de las personas físicas en los mercados se circunscribe a un entorno de escasamente el 5% del volumen total, lo cual nos indica que es una práctica cada vez más en desuso, e incluso a nivel profesional las grandes firmas de mercados cada vez encomiendan más estas funciones a máquinas que a través de algoritmos ejercen estas funciones de «trading» dejando cada vez más de lado a las personas físicas.

La CNMV incluso obliga en la publicidad de algunas compañías a especificar el porcentaje de los clientes que ganan dinero operando en instrumentos sofisticados como CFD y nunca he oído una que supere un 25% de clientes que consigan materializar beneficios. Increíblemente, cada día proliferan más estos brókers, lo cual implica que consiguen la clientela necesaria que crecería en la misma proporción.

La alfabetización financiera debería proporcionar a las personas la capacidad de entender las consecuencias de sus decisiones financieras e interpretar cómo puede afectarles directa o indirectamente. Esta idea no solo cubre el asunto tan espinoso de la operativa en los mercados, sino que debería abarcar mucho más, incluyendo todo el ámbito de la vida económica de las personas, en la que se presentan unos déficits de conocimiento e información peligrosísimos, siendo la prueba clara los últimos «escándalos»económicos que tanto rédito están dando a los despachos de abogados especializados, llámense preferentes, hipotecas multidivisa, etc.

«Hoy en día la velocidad y la sofisticación de los mercados hace necesaria la adquisición de un nivel de conocimientos que solo se puede adquirir fuera de los bloques educativos tradicionales».

Consecuentemente, asumimos que en una sociedad globalizada en la que indefectiblemente la educación financiera va a ser necesaria para todo el mundo, dejando aparte la ideología de cada persona, nos debemos plantear cuál es el momento de iniciar esta educación. ¿En el colegio, en la universidad? Obviamente este sería el nivel para la obtención de un nivel de conocimiento financiero para la vida de una persona.

Pero cuando hablamos de gente que está dispuesta a mover su patrimonio en los mercados estaríamos hablando de otro nivel. Cuando empecé en los mercados financieros, allá por 1974, el escaso nivel de sofisticación permitía que existieran figuras cercanas al antiguo aprendiz, es decir, personas que se sentaban al lado de un experto y que poco a poco aprendían el oficio como me tocó en mi caso.

Hoy en día la velocidad y la sofisticación de los mercados hace necesaria la adquisición de un nivel de conocimientos que solo se puede adquirir fuera de los bloques educativos tradicionales, acudiendo a escuelas o institutos especializados que permiten elevar el nivel de conocimiento y ser capaces de interactuar en los mercados haciendo «trading» o convirtiéndose en inversores sofisticados.

 

Tribuna  publicada en ABC