Por Jorge Medina Aznar, director y profesor de Programas de Banca Responsable en IEB
La industria bancaria ha hecho un enorme esfuerzo de simplificación, recapitalización y saneamiento de sus balances en estos últimos años (con provisiones en cantidades equivalentes a un 30% del PIB, en el caso de los bancos españoles), dentro del fomento de buenas prácticas, medidas y ajustes realizados recientemente en materia de RSC.
Asimismo, se ha reforzado enormemente el gobierno corporativo de las entidades, hay una mayor transparencia en las actuaciones comerciales, se ha incrementado la frecuencia y calidad en la comunicación con clientes y grupos de interés. La mayor sensibilidad hacia los asuntos ambientales y socioeconómicos se pone de manifiesto en las significativas inversiones y recursos que están dedicando actualmente los bancos a facilitar soluciones responsables a los temas de mayor calado social en España, como son por ejemplo las daciones en pago, los desahucios, las cláusulas suelo de las hipotecas o la exclusión financiera, consecuencia de la fuerte reducción del número de oficinas que están llevando a cabo los bancos.
Los bancos han comprendido que la implantación de principios y valores en todas sus actuaciones es una clara ventaja competitiva para asumir los nuevos retos y cumplir con las funciones sociales básicas que la sociedad y los mercados financieros han encomendado al sistema financiero: financiar la economía, proteger los depósitos de los clientes y promover la estabilidad financiera.
El impacto de la RSC en la industria bancaria es muy alto y, es digno de destacar el creciente compromiso y éxito que han alcanzado recientemente algunos bancos en sus intentos por convertirse en entidades más sólidas y solventes, en ofrecer soluciones a los problemas globales a los que se enfrenta la sociedad en la actualidad.
Es una pena que todos estos esfuerzos e inversiones realizadas hasta la fecha por los bancos en materia de gobierno corporativo y RSC no se perciba todavía suficientemente por la sociedad en general. Es necesario que los propios bancos, las asociaciones bancarias y reguladores realicen campañas informativas de todas estas buenas prácticas, para que los bancos españoles salgan de los últimos puestos de los índices de confianza, mejoren su imagen y sean realmente una opción atractiva de trabajo para las nuevas generaciones en este sentido, los grandes bancos españoles que tienen presencia global tienen implantados continuos y diversos programas sociales de alto impacto que tienen como objetivo mejorar el bienestar de la población y las comunidades donde están presentes y que se centran precisamente en la educación, la inclusión financiera o la desigualdad.
Por poner algunos ejemplos de estas iniciativas, a través de las redes de oficinas de las entidades y las nuevas tecnologías, se facilita financiación y productos financieros a los grupos más desfavorecidos económicamente o a personas con dificultades físicas o cognitivas, fomentando de esta forma el emprendimiento y generando empleo en zonas menos desarrolladas o con dificultades de acceso a los servicios bancarios tradicionales.
Otro ejemplo de actuaciones orientadas a mejorar la economía y el desarrollo social son los asuntos de cambio climático o impacto ambiental: están creciendo de forma exponencial los proyectos de financiación e inversión a empresas que fomentan las energías limpias y muestran un alto compromiso con la sostenibilidad, el ahorro energético o la reducción de gases efecto invernadero, entre otros aspectos. En este sentido, los bancos tendrán grandes oportunidades de inversión en los próximos años, en línea con la importancia que está tomando la inversión socialmente responsable o los pactos de sostenibilidad entre países amparado por Naciones Unidas, si bien los bancos, junto con los Gobiernos, deberán establecer criterios éticos y sociales en la asignación más óptima de los recursos y en la selección de los proyectos de inversión, así como evaluar y gestionar los riesgos.
Es importante conseguir que las actuales y futuras iniciativas de RSC surjan de la propia actividad de negocio bancario y, por tanto se integren y estén alineadas con la estrategia de las entidades. En la actualidad hay bastante independencia entre las decisiones de negocio, que se consideran más enfocadas a la gestión del balance y al gobierno corporativo, y las actuaciones en materia de RSC. De hecho, en muchos bancos las áreas de negocio y los departamentos de RSC están separados, lo integran perfiles y equipos muy diferentes, y cuentan con distintos niveles de “reporting” y jerarquía dentro de la organización.
De todas formas, se aprecia una nueva tendencia, y en la mayoría de los bancos los asuntos RSC forman parte actualmente de la agenda de la dirección de esas entidades. Es evidente que se producirá una integración total de ambas estrategias en próximos años, a medida que las entidades pongan de manifiesto que las actuaciones en materia RSC crean valor económico y social, generan oportunidades de inversión y mejoran la imagen y reputación de las entidades.
Tribuna publicada en Efe Empresas
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