Miguel Ángel Bernal es profesor y coordinador del departamento de investigación del IEBDespués de que la mayor parte de las economías europeas, incluida la española, hayan registrado un crecimiento positivo, el centro de atención se ha desplazado a la evolución de precios. La preocupación por la deflación es cada vez mayor, tanto que Draghi, en la última reunión del BCE, marcó marzo en la agenda como la fecha en la que el BCE tendrá que tomar una posible medida en materia de política monetaria. Pueden ser medidas ortodoxas, como nuevas bajadas de tipos de interés, o “especiales”, que podrían pasar por lanzar “nuevas barras libres de liquidez”, orientadas esta vez, no a deuda pública, sino a préstamos a familias y empresas concedidas por los bancos de la zona euro. Se neutralizaría el efecto crowding-out que generan los Estados para que el dinero llegue por fin a familias y empresas.¿Estamos en deflación? El IPC armonizado de la zona euro reflejaba el mes pasado una caída mensual del 1,1%. Si miramos la evolución de los precios en tasa interanual, hemos pasado desde el 2% en enero de 2013 a un 0,7 en este pasado enero. A la vista de los datos, no podemos hablar de deflación pero sí de un escenario de precios muy bajos.Esta situación puede parecer buena, pero no es así. En primera instancia, la contención de precios permite un cierto efecto colchón o suavización de la caída de las rentas. Sin embargo, el problema viene cuando miramos otra variable macroeconómica: la deuda pública. La mayor parte de los países europeos, especialmente los más castigados, vienen acumulando un importante aumento de deuda frente a los inversores. En el caso español, a cierre de 2013, prácticamente rondamos el 100% del PIB y es casi seguro que este año sobrepasaremos esta cota. Existen multitud de estudios que ponen de manifiesto que, cuando esta ratio se sitúa por encima del 80%, la deuda se convierte en un lastre para el crecimiento. No parece que estemos en deflación aún cuando los datos muestran una debilidad en los precios. Pero el contexto actual de precios muy bajos incide en el crecimiento y los problemas que genera la deuda pública. Desde el principio de esta crisis, nuestro banco central ha sido muy timorato en adoptar medidas para suavizar la enorme crisis por la que estamos pasando, frente a otras entidades como la FED. Es hora de que esas medidas empiecen a ser contundentes y efectivas.
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