Los desafíos de la banca de inversión en el entorno macroeconómico actual

Por Carlos Medina, profesor del Máster en Corporate Finance y Banca de Inversión.

El confinamiento durante la primera mitad del año 2020 dio lugar a un parón de la actividad en la banca de inversión, dando pie a una fuerte reactivación en 2021 impulsada por una explosión de operaciones de fusiones y adquisiciones, emisiones de bonos y reestructuraciones de deuda.

El escenario actual nos hace preguntarnos cuál es la perspectiva durante los próximos años y, como hemos visto durante el primer semestre de 2021, todo parece indicar que durante la última mitad de año el mercado seguirá marcado por las fusiones, la optimización de las estructuras de costes y la disrupción de nuevas formas de financiación alternativa.

El Banco de España elevó en su último informe las previsiones de crecimiento de la economía española al 6,2% para este año, mejorando por tanto en dos décimas el crecimiento apuntado en sus anteriores estimaciones. Si bien es cierto, estas estimaciones están muy condicionadas por la incertidumbre acerca del horizonte temporal necesario para superar la crisis sanitaria y se apoyan en la reactivación de las exportaciones turísticas durante el tercer trimestre a un nivel cercano al 50% del registrado durante 2019. El PIB español, por tanto, no recuperaría niveles previos a la crisis sanitaria hasta el último tramo de 2022, lo que implica que el impacto de la pandemia será relativamente persistente, de acuerdo con el Banco de España.

No obstante, las perspectivas de recuperación son positivas en el largo plazo, pero el impacto de las restricciones ha estresado el tejido empresarial y las ayudas públicas directas a empresas han llegado tarde y con un carácter más restrictivo que en el resto de Europa, en parte por una peor situación de déficit y deuda pública que la de nuestros pares europeos.

Muestra de esta situación son los últimos datos de Registradores sobre procesos concursales, donde se concluye que durante el primer trimestre de 2021 el número de deudores concursales alcanzó la cifra de 2.799, es decir, aumentó un 86,5% respecto al mismo periodo del año anterior. Los sectores más afectados fueron aquellos cuya actividad económica principal eran el comercio, 18,2% y la hostelería con el 17,9%.

Pese a estos datos, no se espera un incremento de la morosidad durante los próximos meses debido a la liquidez facilitada por los bancos con préstamos avalados por el ICO y medidas como los ERTES o la moratoria concursal prorrogada hasta el 31 de diciembre de 2021. Una vez estas medidas concluyan sí que se producirán aumentos de la morosidad y dejará a las pymes en situaciones de tensión de solvencia, con elevados ratios de apalancamiento y dificultades para el acceso al crédito tradicional.

Es en este punto donde la banca de inversión tiene que adaptarse y ofrecer soluciones alternativas a las pequeñas y medianas empresas para evitar un repunte de situaciones concursales con el consecutivo impacto en el empleo.

LAS TRES OPCIONES

La emisión de bonos, reestructuración de deuda o incrementos de capital mediante salidas a bolsa son alternativas que no muchas pymes pueden abordar. Para aquellas compañías que quedan fuera de los requisitos necesarios para optar a este tipo de operativa, se ofrecen múltiples soluciones en el mercado que les permite obtener una financiación atractiva, entre las que destacan las sociedades de capital riesgo.

La financiación de capital privado no solo aporta la inyección de capital, sino que se complementa con el asesoramiento estratégico, ayuda a la profesionalización y facilita el acceso a otras vías complementarias de financiación bancaria. El capital riesgo en España ha alcanzado cifras record durante el primer trimestre de 2021, con 1.125 millones de inversión, un 84% más frente al mismo periodo de 2020 según los datos de la Asociación Española de Capital, Crecimiento e Inversión (Ascri).

Otra alternativa de financiación consiste en la captación de liquidez por operaciones de sale & leaseback de activos en propiedad de la empresa. Una metodología muy consolidada en el sector del Real Estate y que también se aplica sobre activos industriales. Esta operativa permite a la empresa obtener una financiación mediante la entrada de liquidez por la venta de sus activos core y su posterior arrendamiento, con la posibilidad de tener una opción de compra al vencimiento de la operación.

Para aquellas empresas que pueden acceder a estas formas de financiación es necesario que se ejecuten antes de llegar a niveles límite y es donde la banca podrá reafirmar su compromiso de ayudar la pequeña y mediana empresa durante los próximos años.

La banca, además, deberá hacer un buen ejercicio de control de riesgo. Se debe evitar deshacer el trabajo realizado durante los últimos años saneando los balances de activos de préstamos dudosos; que en 2021 suponen el 3% del total de los préstamos brutos.

El cambio de tendencia, orientándose a las operaciones de reestructuraciones, capital riesgo, M&A y fondos alternativos exigirá que los nuevos perfiles que se incorporen al sector bancario cuenten con una formación técnica y específica sobre alternativas de financiación. Los nuevos retos a los que la banca de inversión se enfrenta demandan profesionales capaces de valorar y ejecutar estrategias de asesoramiento en distintas estructuras de capital acorde con las necesidades del cliente.

Tribuna publicada en Funds People.

 

Artículo extraído del informe ‘Escenarios y desafíos de la Banca de Inversión 2021’, que se publicará en breve