La fiebre se ha aplacado. El inmobilario había sido en los últimos meses el protagonista indiscutible de los parqués, la estrella emergente que confirmaba el buen momento de la economía en general y del sector en particular. Sin embargo, en las últimas semanas se ha llenado de dudas. En parte por la parálisis política. Pero solo en parte.
Primero fue Azora quien retrasó su salida a Bolsa tan solo dos días antes de que se produjera. Según la gestora, la opv se paralizaba hasta que se cerrara la opa de Blackstone sobre Hispania, socimi hotelera que gestiona sus activos. Una operación que puede tener por tanto un gran impacto en su balance.
«Hay vértigo», explica Javier Santacruz, profesor del IEB, que recuerda que son varios los indicadores que reflejan una «desaceleración» del sector de la construcción. Una estadística que ha incentivado un «enfriamiento de las expectativas» y que incluso puede haber aventurado la proximidad del fin del ciclo para el sector, según el experto.
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