Por Jesús Pérez, profesor del IEB.
La situación de excepción en los países desarrollados provocada por la pandemia COVID-19, debe ser tratada como lo que es desde el punto de vista económico: de forma excepcional.
Podemos ver como en Europa, una vez más, cada país está yendo a su aire. Esto nos recuerda a lo que ocurrió en 2008 con la crisis financiera, donde los países reaccionaron tarde y forma poco coordinada.
Además en este caso Europa, y el resto de países, tienen a un referente donde fijarse en cuanto a atajar la crisis, que es China, donde el número de casos nuevos de infectados ya es residual.
Tan importante es salvar vidas, como salvar la economía de los países, puesto que una vez que pase el virus, la vida sigue, y poco sentido tendría dejar caer todo el tejido productivo por lo que ocurre, que es temporal.
En una alocución televisada el pasado domingo por la noche, el presidente francés Macron explicó que se dedicarán en Francia 300.000 millones de euros -un 12,4% de su PIB- en avales públicos a salvar las empresas . Ninguna de ellas debe quebrar debido al coronavirus. El Estado asumirá el pago de los créditos bancarios contraídos. También se suspenderá el pago de impuestos y cotizaciones sociales, de las facturas de agua, luz y gas, así como los alquileres. No quedó claro si esto último se aplicará a las empresas o a toda la población, pero Macron insistió en que “ningún francés quedará sin recursos”.
Alemania, por su parte, desplegó 500.000 millones de euros -un 15,7% del PIB- en avales públicos.
En el caso de España, el gobierno de Pedro Sánchez, ha aprobado la mayor movilización de recursos económicos de la democracia. Se destinarán a las familias más vulnerables, trabajadores, empresas, y a la investigación de una vacuna contra el COVID-19. El Gobierno español movilizará hasta 200.000 millones de euros – un 16% de su PIB-. A continuación se resume el plan de ayudas:
Ayudas a las familias más vulnerables:
El presidente ha avanzado que el Gobierno destinará 600 millones de euros a la financiación de prestaciones básicas de los servicios sociales de las comunidades autónomas y de los entes locales, con especial atención a la asistencia domiciliaria a personas mayores y dependientes.
Protección del empleo:
El conjunto de medidas destinado a reforzar la protección al empleo, según ha expuesto el presidente, contempla que los trabajadores asalariados puedan adaptar o reducir su jornada de trabajo para atender las necesidades de conciliación derivadas de esta crisis. Asimismo, se establece el teletrabajo como medida de flexibilidad, cuando las circunstancias lo permitan.
Liquidez a las empresas:
El presidente ha asegurado que «el Estado va a proporcionar al tejido empresarial toda la liquidez que necesita para mantenerse operativo» y no permitirá que «los problemas temporales de liquidez puedan convertirse en problemas de solvencia».
Con este fin, el Gobierno ha aprobado la creación de una línea de avales y garantías públicas por un valor de hasta 100.000 millones de euros, lo que permitirá movilizar entre 150.000 y 200.000 millones en el sistema económico si también se incorpora el sector privado.
Recursos para desarrollar una vacuna:
Pedro Sánchez ha subrayado el compromiso del Gobierno con el refuerzo de la investigación científica para desarrollar una vacuna para el COVID-19. El Gobierno dotará con 30 millones de euros al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y al Instituto de Salud Carlos III.
Por otro lado, el 19 de marzo el BCE ha anunciado el «Programa de Compra de Emergencia Pandémica (PEPP)», que consiste una emisión de 750.000 millones de euros en recompra de bonos de estados y de bonos corporativos de empresas de la UE, hasta diciembre de 2020 -incluirán todas las categorías de activos elegibles bajo el programa de compra de activos (APP) existente-.
En resumen, y dada la situación sin freno que vivimos, la batalla contra el coronavirus también tiene que hacerse a escala internacional de forma coordinada con los países del G20 como líderes de la contienda. Se trata de proteger el estado de bienestar que tanto nos ha costado alcanzar en los países desarrollados.
Para finalizar, decir que a grandes males grandes remedios, o lo que es lo mismo: la toma de medidas excepcionales se debe hacer en tiempos excepcionales como los que vivimos.
Tribuna publicada en El Español.
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