¡No es el euro, es el dólar!

Por Miguel  Ángel Bernal, Profesor y coordinador del Departamento de Investigación del IEB.

Anda todo el gallinero revolucionado con la apreciación del euro. Los periódicos especializados en economía llevan el movimiento apreciador de la moneda única hasta la portada, noticia que compite con la publicación de la EPA. Se interpela a Draghi sobre el nivel en el que el banco central actuará contra el dólar, a lo cual Draghi tiene que recordarles que el BCE no tiene entre sus objetivos el nivel de paridad. Supongo que quien hace estas preguntas supone que el área euro es un espacio económico emergente y por ello la paridad de su divisa es objeto de vigilancia, porque, si no, no entiendo la constante insistencia y preocupación sobre la divisa.

Quizá lo mejor sea poner un poco de calma a los análisis apresurados y centrar el problema, no vaya a ser que no centremos bien el diagnóstico y nos olvidemos de que hay otras divisas en el mundo, además del euro y el dólar.

Cojamos la evolución desde el 1 de enero de 2017 hasta el momento presente. Miremos la evolución de dos países que tienen frontera con EEUU. En este periodo de casi trece meses, el dólar canadiense se ha revalorizado más de un 9%, mientras que la revalorización del peso mexicano ha sido casi del ¡18,50%! Cojamos dos importantes divisas y vemos que la libra esterlina se aprecia algo más del 11%, algo más modesta revalorización es la del yen con un 7,4%. Cojamos ahora tres divisas europeas continentales significativas y observamos que la revalorización del franco suizo, de la corona sueca y la noruega es muy similar, en el entorno del 9,4%. Miremos ahora la evolución de la divisa china, el principal proveedor exterior americano, donde la revalorización del yuan es para el periodo observado de más del 9,1%. Una vez vista estas revalorizaciones del dólar con las divisas aludidas, comparemos con la divisa única, donde el recorrido es del 15%. Pido perdón por la cantidad de datos, algo de lo que no me gusta abusar, pero es imprescindible para ver la raíz del problema.

Ante los datos vertidos anteriormente, creo que no es difícil entender que no es como se dice la fuerte apreciación del euro. Como se comprueba, cierto es que se aprecia con otras monedas, pero mucho menos que con el billete del país gobernado por Donald Trump. Por tanto, desde mi óptica, el problema es la marcada debilidad del dólar y un cierto repunte del euro, combinación que nos lleva a esa revalorización de la divisa europea del 15% frente a la norteamericana.

No he cogido aleatoriamente la fecha del 1 de enero de 2017, lo he hecho conscientemente. Hay que recordar que esta semana se ha cumplido el primer año de mandato del polémico donald Trump. Desde el primer momento el nuevo presidente dejó claro que quería debilitar el dólar, para fortalecer su país. Pues bien, el movimiento es muy significativo con los tres socios comerciales del país: México, la zona euro y China. En este último caso, el movimiento es menor, porque para el Banco Popular de China la paridad del yen sí es un objetivo, lo controla y lo hace férreamente, pues si no la revalorización del yuan superaría a la del peso mexicano fuertemente, quizá hasta un 20 o 25%. ¿No le parece significativo, para nada coincidencia, que euro y peso mexicano sean las peores divisas de las expuestas? ¿Estamos ante una soterrada guerra de divisas, oficialmente no declarada?

Se habla coloquialmente de la pachorra de Draghi, veamos si esa tranquilidad está fundada. Draghi está muy presionado en el BCE por la visión de los llamados halcones, esa visión que ligaría con el pensamiento mayoritario del Bundesbank sobre la inutilidad e inconveniencia de sus medidas. Sin embargo, la actual fortaleza del euro frente al dólar añade una presión enorme sobre los precios. Ojo, porque los precios sí que son un objetivo del BCE, ese famoso 2%. La debilidad del dólar mete presión para que ese objetivo no se alcance en el año 2018, recordemos que la inflación subyacente está actualmente en el 0,9%, por lo que como algunos prevemos en este momento: la inflación ni está ni se la espera.

Es más, una de las causas del avance del precio del petróleo está precisamente vinculado con la debilidad del dólar. Recordemos que el crudo sufre además una serie de problemas que han llevado a elevar su precio, el WTI por encima de los 60 dólares. La industria americana del fracking, la mayor parte de ella situada en los Estados votantes de Donald Trump tienen que estar encantados.

Un precio de 60 dólares por barril hace rentable a buena parte de las inversiones realizadas y permite que muchos de los préstamos concedidos por la banca puedan ser devueltos.

Pero ese efecto compensación que produce la devaluación del dólar y la apreciación del petróleo se neutraliza en Europa y no presiona en absoluto a la inflación europea. Eso sí que es un auténtico problema para el BCE. ¿Nuevamente, un año más, con el IPC por debajo del 2%? De no alcanzarse ese nivel en este 2018, el sucesor del actual gobernador italiano va a estar mucho más tranquilo a la hora de abordar la normalización.

Claro que alguno expondrá la preocupación por la balanza comercial y la ralentización de las exportaciones, sin embargo eso es muy relativo. Las exportaciones al gigante norteamericano han subido considerablemente, por tanto son competitivas, y lo han hecho a pesar del movimiento del dólar. Con el resto de los países, y tal y como los números vertidos muestran, el encarecimiento es mucho menor. ¿Le preocupó a los guardianes del marco alemán alguna vez su cotización? ¿No eran ellos los que querían un marco fuerte?

 

Tribuna publicada en El Economista