¿Qué fondos recomendar a un pequeño inversor para pasar tranquilo el verano?

Pensiones

Por Carlos Fernández, profesor del IEB.

Desde el punto de vista de la teoría clásica de carteras, los mercados a corto plazo son impredecibles, por lo que la inversión en fondos debe hacerse con un enfoque reposado y sin movimientos bruscos.

Desde el punto de vista del behavioral finance, muchas veces caemos en sesgos propios de la forma en la que el cerebro procesa la información, entre ellos dar más importancia a información reciente o centrar demasiado la atención en acontecimientos particulares, como la propia necesidad de alterar nuestra cartera en el verano.

En primer término, una recomendación básica para los pequeños inversores es que no construyan una cartera de fondos que tengan la necesidad de revisar todos los días.

Dicho esto, es cierto que en los mercados, en general, los periodos estivales suelen llevar aparejada una menor actividad de trading, y por tanto pueden existir situaciones en las que nueva información que llega al mercado se procese de forma más virulenta, precisamente por esa menor liquidez. Sin embargo, un inversor en fondos no debería estar preocupado de esos aspectos, puesto que, si la diversificación en su cartera es suficiente y su perfil de riesgo se ajusta a la cartera, la volatilidad a corto plazo no debería impactar los resultados a largo. Es cierto que estas ideas que expongo parten de la base de que el inversor está convenientemente diversificado.

Otra cosa es que sea un inversor que está posicionado en un solo fondo o mercado, especialmente en el caso de fondos de renta variable. En ese caso es posible que el inversor prefiera evitar el riesgo durante el verano, puesto que, de alguna forma, está menos pendiente de sus posiciones. Desde mi punto de vista, ese es el perfil de un operador a corto plazo, algo que no encaja bien con la inversión en fondos, especialmente en fondos de gestión activa.

La vivienda, ejemplo de inversión para los pequeños inversores

Normalmente la vivienda la consideramos una inversión a largo plazo y no nos preocupa demasiado pensar en cuanto nos van a ofrecer por ella un día u otro. Una cartera de fondos bien diversificada debería funcionar en la mente del inversor de la misma forma. Como una inversión a largo plazo que no requiere de un seguimiento puntual. Pensemos que hay varias capas de profesionales siguiendo nuestras inversiones en fondos en todo momento. Los propios gestores, intentando ajustarse y cumplir sus mandatos. Si contamos con un contrato de asesoramiento o de gestión, además de los gestores de fondos, tendremos a nuestros asesores o gestores de carteras también preocupados de cumplir (y buscar las mejores alternativas) para la evolución de nuestro patrimonio.

En la gestión de la relación con el cliente, otra de las cuestiones que demuestra el behavioral finance es que muchas veces damos más importancia de la debida a eventos puntuales que generan “ruido” en el mercado. Por lo que también es crucial que los profesionales sean capaces de trasladar los desarrollos que se producen en el mercado y la economía de una forma constructiva y pausada a sus clientes. Sino, muchas veces, lo único que se generan son situaciones en las que el cliente acaba “comprando caro” y “vendiendo barato”. Recordemos en relación con el mercado de renta variable una frase de Benjamín Graham, el padre de la escuela de valor: “A corto plazo, el mercado de acciones se comporta como una máquina de votar, pero a largo plazo actúa como una báscula”.

¿Cada cuánto tiempo hay que rotar la cartera de fondos?

Existe una investigación extensa sobre el período óptimo de rebalanceo de carteras de fondos. No hay una respuesta concluyente, sino que la frecuencia de rebalanceo dependerá de una serie de cuestiones de relevancia para cada inversor. Por ejemplo, si el inversor es capaz de soportar ligeros cambios en el nivel de riesgo de su cartera, un rebalanceo anual se demuestra muy adecuado para carteras mixtas que incluyen fondos de renta fija y renta variable.

El motivo es que, sobre la base de los mejores resultados a largo plazo de los mercados de acciones, en promedio, y con una visión amplia, el rebalanceo poco frecuente genera picos de mayor peso en el activo más rentable a largo plazo. Sin embargo, si el inversor pretende tener más controlada su exposición al riesgo, los rebalanceos mensuales son necesarios.

También es posible, en este último caso, que el enfoque de rebalanceo se base en la desviación de los pesos de su cartera frente a una posición central de “asset allocation”. En este caso no hablamos de cambios en la cartera derivados de una frecuencia temporal, sino de rebalanceos que ajustan la desviación natural en los pesos de nuestra cartera producto de la distinta evolución de diferentes clases de activos.

Respecto a la sustitución de unos fondos por otros, que es una cuestión distinta al rebalanceo de pesos, yo animaría a los inversores a ser cautos y tomar una visión contraria a la que normalmente solemos tener. Cualquier inversor experimentado en fondos sabe que incluso los mejores gestores a largo plazo pasan por períodos en los que no son capaces de batir a los índices. Dichos períodos son justo aquellos en los que, si nuestro perfil de riesgo y estrategia lo admite, debemos poner más peso en esos gestores.

El tomar decisiones apresuradas basadas en los malos resultados a corto plazo de un buen gestor se demuestra, en una buena parte de los casos, como una decisión equivocada a posteriori. Otra cosa es revisar que en nuestra cartera de fondos no haya fondos perdedores a largo plazo, es decir, fondos que, normalmente, se quedan por detrás. Esta labor es mucho más importante puesto que una buena parte de la industria de fondos no bate a sus referencias a largo plazo.

 

Tribuna publicada en EFE