Tertulia: ¿Se equivoca el Gobierno al subir los impuestos a la banca?

Aurelio García del Barrio, director del MBA con especialización en Finanzas; Enrique Quemada, consejero delegado de One to One Corporate Finance; y Marisa Cruzado, socia directora de CVA, abordan la actualidad económica en la tertulia Capital, en Radio Intereconomía.

Los expertos abordan cuestiones de actualidad como las consecuencias que ya está teniendo la guerra comercial entre China y Estados Unidos; o la propuesta del Gobierno de elevar la presión fiscal sobre el sector financiero.

Detrás de la guerra comercial ¿hay un intento por frenar a China en la carrera tecnológica que ya está ganando?

Enrique Quemada: Aquí hay dos batallas. La pública y la verdadera. En el año 2017, EE.UU. denunció a China por robar propiedad intelectual ante la Organización Mundial del Comercio. Y resulta que los siete jueces de la OMC dieron la razón a China.

Efectivamente, estamos hablando de una guerra donde se está luchando por el Big Data, por el internet de las cosas, por la inteligencia artificial, donde Estados Unidos quiere frenar a la economía china, porque no solo le está robando tecnología. Pekín lo que ha hecho es aproximarse a Europa y a Japón y decir: ¿por qué no organizamos una OMC sin EE. UU.? Y los europeos y los japoneses le han dicho que sí, pero con las condiciones de la anterior. No vale robar propiedad intelectual.

Estamos en una batalla que además a Trump le da votos, porque poner aranceles a los chinos es decir a su parroquia «vamos a castigarles para que no os roben el empleo». La guerra de fondo es una guerra tecnológica por el dominio mundial a través de la tecnología y de las 11 revoluciones que hay ahora mismo montadas.

Pero al final esos aranceles los están pagando los norteamericanos, porque consumen productos que van a llegar a sus bolsillos mucho más caros

Aurelio G. del Barrio: Sí, sin duda. Hay que tener en cuenta dos factores. Primero, tenemos que ver el rol de Trump. Es un negociador duro y, por lo tanto, tensa la cuerda en todas las negociaciones. Los aranceles comenzaron por una razón fundamental: la balanza comercial entre Estados Unidos y China es deficitaria para EE. UU. Y, por lo tanto, empieza a tensar la cuerda para equilibrarla.

A partir de ahí ¿Por qué el tema del aluminio? que fue uno de los primeros aranceles. China produce aluminio de mala calidad, lo pone en el mercado a precio barato y, por lo tanto, perjudica al producto americano. Es verdad que el modelo económico chino está cambiando lentamente de un modelo de inversión hacia uno de consumo, pero también tenemos que tener en cuenta que la OMC como la entiende Occidente y como la entiende China es diferente.

Para Occidente es una organización multilateral, mientras que China es bilateral. Todos los acuerdos que tiene con los países de su entorno son bilaterales. El modelo es distinto. Además, en ese modelo bilateral -como bien comentaba Enrique- también hay un aspecto fundamental en la seguridad jurídica. China todavía tiene mucho que mejorar en seguridad jurídica a la hora de hacer comercio con ellos.

Marisa Cruzado: Estoy de acuerdo con todo esto, pero pongo sobre la mesa otro tema. Porque imponer unos aranceles para frenar la venta de productos hace que a los consumidores norteamericanos les cueste más comprar los productos. Eso no va a impedir que China siga exportando. A mí lo que me preocupa realmente con China es que no juega con las mismas reglas que el resto de los países.

La protección de los trabajadores, de los derechos humanos, es lo que encarece en gran medida todo lo que se produce en Europa y en EE. UU. Tienes que respetar unas leyes laborales, un marco salarial, una serie de cuestiones que en China, hasta el momento, no se producen. Por lo tanto, ellos no juegan con las mismas reglas.

Y hay otro factor que a mí me parece muy interesante, el tema del aluminio que por ejemplo comentaba Aurelio. Efectivamente, China produce aluminio de baja calidad, pero porque es lo que las empresas le demandan para comprarlo más barato. No es que no tenga aluminio de buena calidad. De hecho, cuando las constructoras van allí a negociar, sí que pueden comprar aluminio de alta calidad.

Lo que pasa es que, como sale al mismo precio e incluso se encarece por el transporte, no se compra. No es que China no tenga capacidad para producir en gran calidad, sino que lo está utilizando para consumo interno. Con lo que está compitiendo es con material de baja calidad.

Con lo cual, lo que está consiguiendo es competir a nivel internacional con unas reglas distintas y, por lo tanto, competir más barato vendiéndonos a nosotros productos de baja calidad, mientras ellos están aprendiendo nuestra tecnología, robando el capital intelectual. Por lo tanto, aprendiendo a producir materiales que luego van a lanzar al mercado.

Aurelio G. del Barrio: Hay un punto interesante sobre lo que estás comentando, porque es verdad que ellos producen más barato, pero es que muchísimas empresas internacionales tienen sus procesos productivos en China. Es decir, es el propio Occidente el que está fomentando esas prácticas para abaratar costes.

Marisa Cruzado: Efectivamente. Y eso va a jugar en nuestra contra.

Enrique Quemada: Una cosa que debemos tener presente es que el pensamiento de China es milenario. Es decir, Trump quizá vuelva a ganar las elecciones o tal vez no, pero el presidente de China en principio va a ser gobernador hasta su muerte. El planteamiento que tienen es de largo plazo. Da la sensación de que está ganando la batalla comercial Estados Unidos, pero China puede exportar a Europa y lo está haciendo, a África, por la ruta de la seda, a Japón… No depende de Estados Unidos.

Y China tiene armas que pueden desestabilizar brutalmente a EE. UU. Pongamos, por ejemplo, que en un momento dado decide dejar de exportar grafeno. Haría polvo a las baterías, a un montón de empresas norteamericanas, porque dispararía el precio de esas materias primas.

Debemos tener muy presente que China es muy jerárquica: los niños más inteligentes van a las mejores escuelas, los mejores estudiantes llegan al Politburó, y el más listo del Politburó llega a presidente. Uno no gana las elecciones por ser el más simpático o hacer gracias. Quienes gobiernan China son muy listos.

Seguiremos hablando de este tema en las próximas semanas. Ayer, la consejera delegada de Bankinter criticaba las intenciones del futuro Gobierno de subir los impuestos al sector financiero. Dice que eso no va a tener buenos resultados a corto, medio o largo plazo, que puede ser un desastre para las empresas.

Esto se suma a las advertencias que han lanzado, por ejemplo, los responsables de la empresa familiar española. Ayer hablamos, por ejemplo, con José María Rotellar y nos dijo que esta subida de impuestos nos va a suponer a cada contribuyente 5.000 euros adicionales de aquí a 2022. Supongo que esto afectará al crecimiento, al empleo, al consumo… y no cumpliremos el déficit. Bruselas ya nos ha puesto tarjetita roja. 

Aurelio García del Barrio: Estamos en un entorno de desaceleración. En nuestras previsiones económicas para este año ya planteábamos la desaceleración que está ahí, e incluso anticipábamos que el año que viene iba a ser más duro, con un cambio de ciclo y, potencialmente, una recesión. Principalmente por la inversión de la curva de tipos en EE. UU. es un factor que siempre lo ha denotado.

Una subida de impuestos en esta situación es absolutamente nefasta. La japonización de la economía occidental es la prueba de ello. Esa flexibilización de política monetaria ha sido para relanzar la economía y estamos en un punto donde no se puede romper esa senda. Si bien todos sabemos que no es la situación económica ideal, ni muchísimo menos.

Estamos en un entorno con la tasa de ahorro en mínimos. El consumo privado y, por lo tanto, el impacto de manera interna va a ser brutal, la subida de impuestos no va a hacer más que acrecentar esta situación. El crecimiento se va a resentir en mayor medida y el cumplimiento del déficit y, lo que es más preocupante, el nivel de deuda cada vez va a ser más insostenible.

Marisa Cruzado: Sí. Más que la subida de impuestos, me preocupa para qué. Si una subida de impuestos viene acompañada de una inversión en desarrollo tecnológico, en generar riqueza, como país y como ciudadano, yo estoy dispuesto. Si eso se traduce a medio-largo plazo en un cambio de modelo que nos ayude a crecer económicamente, perfecto. Pero el problema es que lo que se recauda es para ir a una bolsa sin fondo que cada vez va a ser más grande porque lo que estás haciendo es empobrecer a otros ciudadanos.

Si al final se va a dedicar a las pensiones, porque no hay otra forma de financiarlo y al final se están derivando impuestos hacia allí… Las ayudas sociales están muy bien, pero eso no soluciona los problemas económicos. Esta recaudación extra de impuestos que se pueda producir no va a suponer un incentivo a nada, salvo a seguir la bola hacia abajo. Ahí es donde veo el problema.

Enrique Quemada: La ministra de Economía, Nadia Calviño, tiene la obsesión de que España paga el 45% del PIB en impuestos, mientras que el resto de Europa paga el 52%, y hay que corregirlo. Pero yo creo que, si bien el diagnóstico es cierto, pagamos menos impuestos que el resto de Europa, creo que donde no hay que atacar es donde está atacando.

En lugar de subir impuestos, habría que luchar contra el  fraude fiscal, que lo hay, y muchísimo. Portugal está bajando impuestos, Irlanda ha bajado impuestos, y gracias a eso, mientras que en España tenemos una  renta per cápita de 30.000 dólares, en Irlanda la tienen de 82.000 dólares. La Irlanda de las patatas y la mantequilla se quedó muy atrás. ¿Por qué? Porque es un país atractivo para invertir. Está pasando lo mismo en Portugal,

Si nosotros tenemos 14 millones de parados, lo que no tiene sentido es empezar a subir impuestos a las empresas, porque no van a poder contratar. En definitiva, que donde tiene que meter la mano no es en seguir incrementando los impuestos a las empresas, sino en luchar contra el fraude, que hay mucho.

Marisa Cruzado: Y reducir gasto, porque tenemos duplicadas estructuras administrativas. Y eso al final es un gasto recurrente que en cada ejercicio hay que contemplar. Y se sigue creando empleo público.

Enrique Quemada: Pedir a un gobierno socialista que reduzca gasto es inútil, es un pecado mortal para ellos.

España registra la segunda mayor tasa de paro de larga duración de la UE, estamos solo por detrás de Grecia…

Aurelio G. del Barrio: Sí, no solo en larga duración, sino en la tasa general de paro, somos el segundo país de la Unión Europea por detrás de Grecia, a pesar de que somos uno de los países que más está creciendo dentro de Europa. Es una situación dramática. Para reducir la tasa de desempleo debes tener unos niveles determinados de crecimiento, que probablemente estemos hablando de que deberían ser superiores al 3% y además sostenidos.

Es una auténtica locura, un disparate. La media europea de tasa de desempleo está en un 8% y nosotros estamos en un 14%. Pero es que la mitad de ese desempleo es de larga duración y eso sí que es dramático. Que con más de 45 años probablemente no vuelvas a trabajar o tengas complicadísimo reincorporarte al mercado laboral, es una situación absolutamente dramática.

Estamos hablando de personas que están en su momento óptimo de su carrera, por experiencia, por edad, etc, etc.

Marisa Cruzado: Creo que hay un factor que está incidiendo en todo esto, aparte de que en España el problema del paro de larga duración lo llevamos arrastrando desde hace décadas. Aparte de esto, la transformación digital de las organizaciones, que ya hace que los propios empleados tengan problemas para adaptarse a los cambios y aprendan a manejar las herramientas, una persona que se pase fuera del mercado laboral un par de años, lo tiene complicadísimo para reincorporarse. Se queda obsoleta rápidamente.

Además, la formación que hay fuera, a la que se puede acceder a través del INEM, es una formación que no tiene nada que ver con la realidad empresarial. No prepara a la gente para reincorporarse de una manera adecuada. Cuando empiezas a solicitar CVs y ves los perfiles que te llegan de gente que lleva tres o cuatro años sin trabajar, ves que es muy complicado poder incorporar a estas personas. Ya no digo el tema de la edad, que efectivamente es un primer filtro que se pone, porque pasa incluso con la gente joven.

Enrique Quemada: Es una tortura, que tiene difícil solución. A mí me han venido señores de 50 años a una entrevista de trabajo con una depresión… cómo voy a coger a esta persona con la depresión que tiene. Y como empresario decido que no voy a contratar a esta persona, porque me va a costar mucho dinero despedirla si me he equivocado.

Uno de los problemas son las rigideces. Este señor igual quiere trabajar por 700 euros y demostrar que vale, y si vale lógicamente tienes que subirlo el sueldo, porque no quieres que se vaya. Pues no le puedes contratar, tienes que pagarle 900 euros. Tenemos una serie de rigideces que el empleo fluya.

Hablando de rigideces, ¿llamas también rigidez a esta obligación de tener un registro de los horarios laborales de los empleados en las empresas de más de 50 trabajadores?, ¿Esto nos beneficia a los trabajadores?

Enrique Quemada: Yo creo que 8 horas a tope están muy bien. Tengo oficinas en Estados Unidos, a las 9.00 entran y a las 5.00 se van todos. Pero eso sí, los tíos no hablan de fútbol, se dedican a trabajar. Y luego un cuarto de hora, se toman su almuerzo, además en la oficina. Aquí en España nos dedicamos a charlar, a comentar, la media hora del desayuno…

Creo que 8 horas de trabajo intensas cunden y además a partir de ahí es que estás muy cansado y lo único que haces es comenzar a cometer errores. Lo que pasa es que tenemos que cambiar nuestra cultura y la cultura si son 8 horas, pero démoslo todo.

Y este paso ¿podría ayudar a cambiar la cultura?

Enrique Quemada: No lo sé. Habrá mucho engaño.

Marisa Cruzado: Creo que en absoluto, porque es que venimos de allí. Recordemos que hace 10-20 años la gente fichaba y todo el mundo conocíamos a gente que fichaba y luego se largaba. Fichar o tener un control no garantiza que estés trabajando. Eso no es una garantía, ni de productividad, ni de rendimiento, nada más que de presencialismo.

Estamos en un momento en el que las empresas están hablando de tecnología, en el que la globalización te obliga a trabajar con equipos multidisciplinares y tu horario por ejemplo no es de 8 a 3, puedes estar trabajando en la oficina un rato y luego irte porque luego te tienes que conectar con Estados Unidos. O te tienes que levantar a las cinco de la mañana porque te tienes que conectar con China.

Y eso no pasa solo en las grandes empresas. Es que en las pequeñas consultoras de 50 empleados son empresas que trabajan para todo el mundo. Para mí es un absurdo.

Aurelio G. del Barrio: Yo creo que eso puede funcionar en centros productivos, donde sí tienen que estar apretando tornillos durante ocho horas diarias. En cualquier otro tipo de sector o de negocio yo creo que eso no aporta mucho.