TLCAN: Se tensa la negociación

TLCAN

Por Ramón Casilda, Analista Iberoamericano. Profesor del IEB y el IELAT, Universidad de Alcalá

En la cuarta ronda de negociación del TLCAN (Washington, 10-17 de octubre), se trataron algunos de los temas más controvertidos, obteniendo como resultado los primeros enfrentamientos. Antes de iniciarse las negociaciones, la Cámara de Comercio de EEUU, la mayor organización empresarial del país, consideraba las nuevas propuestas del presidente Trump: “Altamente peligrosas”.

Las nuevas propuestas eran las siguientes: 1) Reglas de origen: propuesta de incrementar el contenido regional y doméstico de EEUU; 2) Capítulo 19: propuesta de eliminación del mecanismo de solución de controversias; 3) Renovación de los acuerdos: propuesta de que el Tratado tenga una duración de cinco años y que a su cumplimiento deba revisarse; 4) Déficit comercial: propuesta para reducirlo, especialmente con México; y 5) Compras de Gobierno: propuesta de que Canadá y México permitan compras al nivel federal, estatal y municipal a las empresas estadounidenses. Estas propuestas, bien podrían ser una estrategia negociadora para insertar nerviosismo o intranquilidad en los negociadores, que de pronto ya reconocen que no se cumplirá el calendario inicial que fijaba cerrar el Tratado para finales de año, acordando ampliarlo hasta marzo de 2018.

Es previsible que la presión continúe creciendo conforme se traten los temas más complejos

El representante comercial de EEUU, Robert Lighthizer, rompió con la cordialidad de las anteriores rondas y señaló que México y Canadá dan muestras de intransigencia. “Estoy sorprendido y decepcionado por la resistencia al cambio de México y Canadá al no aceptar propuestas, que en su momento admitieron, cuando se negoció el TPP, además insistió en que el objetivo de la Casa Blanca es disminuir su déficit comercial y que el TLCAN ha sido desigual. Incluso fue más allá y dejó ver que la Casa Blanca podría desalentar que las empresas estadounidenses inviertan en México y Canadá, si es que continúan con una política que no sea balanceada. “De alguna manera, el TLCAN es un acuerdo de inversión y no es razonable esperar que EEUU continúe alentando y garantizando a las empresas estadounidenses invertir en México y Canadá para que exporten, principalmente a EEUU”.

Si EEUU busca eliminar los desequilibrios comerciales, debe centrarse en reducir su déficit total y aceptar que los TLC no tienen como función reducirlos. La función de un acuerdo comercial debe ser, y tradicionalmente lo es, aumentar el comercio y estimular la economía en general, pero no reducir los déficits comerciales en particular.

La Casa Blanca podría desalentar que las empresas de EEUU invirtieran en México y Canadá

Por su parte el secretario de economía de México, Ildefonso Guajardo, señaló que espera que las negociaciones concluyan hacia finales de primavera, lo que es una estimación más realista. Pero además, en México se maneja la posibilidad de que las negociaciones se prolonguen aún más, ya que el Gobierno actual podría estar tentado de hacerlo de manera que recaiga la negociación en el próximo ganador de las elecciones presidenciales (1-7-2018).

Todo puede suceder, pero mientras tanto, la economía de los tres países reclama mejorar su desempeño, afianzar la estabilidad y ofrecer mejores perspectivas económicas a los empresarios y mejores condiciones de vida y bienestar a los ciudadanos.

Hasta el momento, la negociación avanzaba sin grandes sobresaltos, pero también sin grandes acuerdos. Pareciese que los países querían darse una mutua confianza, aparcando los temas más complejos, siendo cualquier intento de tratarlos bloqueado por las otras partes. Pero en la cuarta ronda aumentó la tensión y es previsible que vaya creciendo en las siguientes al tratar los temas más complejos.

No obstante, los negociadores deben tener muy presente que el TLCAN genera más de 1 billón de dólares anuales en comercio entre los tres países, lo que significa el 40 por ciento del producto interno bruto de Canadá, el 49 por ciento de México, y el 5 por ciento de Estados Unidos.

Ahora hay que esperar el comienzo de la quinta ronda (en México, del 29 de octubre al 2 de noviembre) y mientras tanto cabe preguntarse, si en cada negociación la posibilidad de ruptura está cada vez más próxima o bien, es parte de la teoría de los juegos, una rama de la economía que estudia las decisiones en las cuales para que un jugador tenga éxito ha de tener en cuenta las decisiones tomadas por el resto de los jugadores que intervienen.

Por si acaso, México tiene un plan B, y piensa que una ruptura no implica el fin del libre comercio entre ambos países, y que además, se podrá esperar a la próxima Administración estadounidense.

Visto en perspectiva, el TLCAN ha resultado un proyecto regional de alta trascendencia, no sólo por el hecho de que vinculaba por primera vez a dos países avanzados, con uno en desarrollo en un área de libre comercio sobre bases de plena igualdad y reciprocidad, lo que ya de por sí resultaba un hecho sin precedentes, sino porque el Tratado estableció el acuerdo regional más ambicioso después de la Unión Europea, para la liberalización e integración del comercio y la inversión entre países miembros del Gatt (actual Organización Mundial del Comercio).

 

Tribuna publicada en El Economista