El vergonzoso mercado laboral español

miguel a bernal

Por Miguel Ángel Bernal, profesor y coordinador del Departamento de Investigación del IEB.

España ha sido uno de los países más afectados en la tremenda crisis vivida en fechas recientes. Las crisis económicas ponen de manifiesto las vergüenzas de las economías, ya saben: cuando la marea se retira se sabe quién estaba sin bañador. Eso mismo es lo que le ha pasado a nuestro mercado laboral, una fuerte crisis y se ha demostrado su amorfia, su ineficiencia, su inoperancia, pero especialmente su pestilente podredumbre. El mercado laboral español y su marco legislativo es la mayor oda al despropósito que existe.

Dentro del mercado laboral voy a incluir el sistema educativo español, un sistema educativo que ni da cultura, vean los escandalosos libros de textos catalanes, ni siquiera prepara a los jóvenes para incorporarse al mercado laboral. Sobre esto último habría que decir que nuestra formación profesional ni es formación.

Rajoy y su equipo, con la ministra de Empleo a la cabeza, sacan pecho del crecimiento y la disminución del desempleo. Es tan vil y tan baja su postura que habría que recordarles que en Roma, gracias a un sistema de esclavitud, el desempleo no existía o era de unos números ridículos. Tan vergonzosa es la gestión realizada que desde la Unión Europea y otras instituciones les llevan sacando los colores desde hace tiempo. Al Ejecutivo de Rajoy, que dilapidó una mayoría absoluta incontestable para haber llevado a cabo una monumental actualización de España, ese líder de un partido (donde en el País Vasco y Cataluña les ha conducido a ser un partido con representación en las cámaras de menor apoyo) ha tenido una nueva ocurrencia.

Ante las más que fundadas críticas europeas, sobre la necesidad de que las brechas abiertas por la gravísima crisis se cierren, especialmente en los salarios, la UE reclama medidas para paliar el empobrecimiento de nuestra población. Pues bien ante esta tremenda y preocupante cuestión Rajoy ha decidido, una vez reunidos sus ministros, subir el salario mínimo interprofesional.

Desde luego si la decisión la hubiera tomado el próximo 28 de diciembre me hubiera parecido, como inocentada, muy buena casi perfecta. El problema del mercado laboral no se resuelve con decreto, con medidas legislativas, el partido de Génova sigue sin entender que en un libre mercado lo que hay que hacer es que demanda y oferta confluyan y se les garantice los mismos niveles de igualdad. ¿Cómo se termina con la precariedad sin acabar con las práctica indecentes existentes en nuestro mercado? ¿Le pueden preguntar a un autónomo qué es eso de subir el salario mínimo interprofesional por decreto? ¿Son los autónomos trabajadores o no?

Vamos a empezar con las distrofias usadas en nuestro mercado laboral. Una de ellas la tenemos muy reciente: la utilización del trabajo por cuenta ajena como autónomos, sí, son los “falsos autónomos”. Está tan reciente la vergüenza de Deliveroo y similares, ya saben economía colaborativa, algo que como mínimo me causa sonrojo. La inspección de trabajo de Valencia ha puesto claramente blanco sobre negro, la relación de Deliveroo con sus repartidores es laboral y no un contrato mercantil. Señor Rajoy, ¿cuándo en el mercado laboral se hace esta utilización torticera de las relaciones laborales, cómo se cierra la brecha por Decreto Ley? ¿La subida del salario mínimo se aplica a los contratos entre empresas y autónomos? ¿Son los autónomos trabajadores o no, como dicen los ruines cargos políticos de Podemos?

La utilización torticera de la ley laboral, la cual habría que simplificar y rehacer totalmente para adecuarla a los tiempos actuales y a una economía de mercado, resta salario. Resta salario porque establece las pautas sobre las que sustentar un mercado laboral totalmente precario. Ante una subida por imposición del BOE de los salarios, el empleador tiene a su disposición más de cuarenta tipos de contratos, en los que refugiarse y mantener la explotación humana. Ya es hora de llamar a las cosas por su nombre y la precariedad no es más que un tipo de explotación humana.

Ya que hablamos de explotación, precariedad y miseria de nuestro mercado laboral miremos el mundo femenino. ¿Se puede acabar con la intolerable brecha entre hombres y mujeres con el BOE? ¿Hay que permanecer imperturbable a que la mujer por la asunción de las mismas responsabilidades que un hombre cobre menos?

La brecha se cierra derribando una ley injusta. Se parte de que un trabajador es un trabajador ya sea por cuenta propia o ajena, independientemente de si tiene contrato temporal o indefinido. Se sigue por aumentar el cuerpo y la plantilla de inspectores del trabajo. Se hace una ley de acuerdo a un mercado libre y no de ideología franquista, algo que les encanta a los sindicatos de este país. Se aumenta la empleabilidad de nuestros jóvenes y la capacitación del personal en activo mediante auténticos cursos que sirvan para su propósito y no para financiar a sindicatos. Se elabora una educación eficiente, que se mide en conocimientos básicos y necesarios para la empleabilidad de los jóvenes. Se diseñan unas oficinas de seguimiento y ayuda a los parados, no como ahora que son simplemente registros. Se instaura la denominada “mochila austriaca” o un sistema de protección ligado a la vida laboral del trabajador y no a un mero acuerdo laboral. Ante esto olvide de aumentar el SMI.

 

Tribuna publicada en El Economista